lunes, 26 de noviembre de 2007

El filo del interior
















Cuenta mi abuela María que allá por los años de la segunda república, Madrid era una ciudad más cercana. Trabajaba mucho y a matacaballo porque era la mayor de una familia muy numerosa y no tenían fuente de ingresos. Por aquel entonces, Don Pablo Neruda era cónsul de Chile en Madrid. Atendía los asuntos consulares de aquel hervidero país que era España. La inestabilidad del gobierno, las corrientes fascistas del ejército provenientes de Europa y del colonialismo africano; y un sinfín de movimientos sociales que llegaban entonces a España hacían de la ciudad un punto álgido en el Mundo.



En la casa de Neruda trabajaba la prima de mi abuela planchando y arreglando dentro del equipo de servicio que su piso en la calle Galileo disponía. El interés de ganar algún dinerillo y la curiosidad que despertaba el poeta y su muy visitada casa, hicieron a mi abuela de unos quince años acercarse por ahí.
Por allí pasaban poetas de la talla de Lorca, Aleixandre, Alberti o Machado. Una espiral de pintores, músicos, políticos y afamados señores que entre sus labores estaba la de pasar la tarde con poca cosa, quizás un café o tal vez un coñac. Con poca cosa, que es lo que más me maravilla de entonces, pasaban la tarde en la mesa, charlando.
La joven María observaba un panorama intelectual muy interesante pero una vida desgraciada de aquel ilustre personaje. En esos años, Don Pablo estaba casado con María Antonieta Haagenar, que aunque muchos lo penséis, no era la fundadora ni la hija del fundador de Haagen Datz. Era de origen holandés pero con algo menos de horchata en las venas. Parece ser que le interesaba de Pablo su éxito y su entorno. Tuvieron una hija con una enfermedad que mi abuela no sabe nombrar pero describe en los síntomas que tenía la cabeza muy hinchada. Su matrimonio estuvo en un vilo, por lo poco unidos que estaban. Las dificultades con su hija fueron un vínculo en esos años. Allí y mientras tanto crecía su hija, conoció a Delia del Carril. Activa mujer luchadora por la causa común de las libertades. Su unión estuvo basada desde el principio en los sueños y no en las circunstancias negativas.

Al poco de morir Malva Marina, la hija del primer matrimonio, el vínculo se rompió y el amor se unió por encima de la muerte como dice el poeta. Mataron a Lorca los animales, estalló el alzamiento y yo no estaba ni para impedirlo ni para apoyarlo. ¡Qué pena que echaran a toda la generación del 27 y cuánta nostalgia llenó la mejor poesía que he leído en mi vida! Queda en mi memoria soñada el constante viaje del sentir que regalaba Don Pablo a todo aquel que se acercaba. A mi abuela María, a esa niñita andaluza que planchaba y sonreía, le leía poemas y la animaba a que escribiera los suyos para poder devolverle el soneto al señor cónsul.

En el eterno cantar está el verso. En el profundo sentir de quien no tiene más remedio que buscar lo hondo del alma, lo que de tanto gustar quema. En el reconocimiento sin posible lógica llega el poema. En el pulso monótono y vivo del corazón llega la canción de la rima. Allá en lo más íntimo vivían esos hombres que echaron. Al público gritaban sus versos libres y en privado simplemente charlaban.

Sugiero escuchéis un poema de Neruda en la voz de Antonio Vega, un genio integrista de la vida. Espero que podáis abrirlo porque no he conseguido enchufarlo en directo, espero que alguien me diga cómo se hace.


PS. La de arriba del todo es mi abuela con dos bisnietos en un momento cumbre. De las dos mujeres en las fotos de blanco y negro, la de arriba del todo es Delia y la de abajo es María Antonieta.





lunes, 19 de noviembre de 2007

Glamour en el festival de cine


Durante la semana pasada ha tenido lugar la 37ª edición del festival de cortometrajes de Alcalá de Henares. Es éste un evento de gran impacto cultural en la Comunidad de Madrid y además nuestra amiga Annette nos daba entradas gratis. Por la primera razón, puesto que la segunda la he escrito para fardar, se ha tenido uno que dejar caer y mostrar el caché y el glamour característicos.

Es la primera vez que visito un certamen de este tipo. Fueron dos días los que pasé allí. El primer día fue la gala de inauguración. En la gala de inauguración llegué en el interminable tren de cercanías que une atocha con la ciudad de Alcalá. Tras el tren y con el grupo que formábamos, nos presentamos en el Indalo. Este bar es un templo de la tapa gratis y de la decoración hortera. Ambas cosas las llevan adelante tomándoselo muy a pecho. Y a lo hecho pecho, con cada bebida que ordenes (como disen en el Caribe) te endiñan una tapa que muy bien puede ser un bocadillo de escalope con queso o de tortilla con jamón o de muchas otras cosas. Consecuencia: nos tomamos cinco cañas y cinco bocatines. Es la tercera vez que salgo del Indalo este con la tripa a reventar con una opinión muy mejorada de la muy leal villa de Alcalá y de sus gentes.

Llegamos entonces a la gala de inauguración. Como era de cortos no encontré mucho vestido largo como esperaba. Un tal Javier García hizo las funciones de animador, presentador y narrador. Al principio me pareció un poco insulso pero luego resultó gracioso. Se soltó y soltó bastantes buenas paridas. Vimos una serie de cortos muy cortos, como de menos de cinco minutos de duración. No me gustaron aquellos que buscaban la subvención con temática local forzada, como algún irlandés con exceso de baile autóctono coñazo. Me gustó mucho uno de un desconocido en el metro de Bruselas, creo, que se reía y contagiaba de risa al vagón entero, con un cambio progresivo de la escena, perfecto timing.

Tras los cortos adivinad por favor: fiesta de inauguración en un gran local con dj, tapas y cerveza gratis. Aquí fue donde más aportamos nosotros a ALCINE37, que es como se llama este evento. Aquí había gente mayor, de la vida social de Alcalá, algunos artistas de medio pelo del mundo del cine y chavalería varia que como nosotros se veía que disfrutaban de saraos de este tipo y por la patilla. Lo que más me sorprendió de la gala fue ver la mezcla de los señores de pueblo con algún escote y algún moreno nada obrero. Todo er mundo es güeno, diríase. Ni que decir tiene que dimos buena cuenta de todo lo que nos dieron y que casi nos tuvieron que echar del local cuando cerraron. La organización del festival, en conocimiento absoluto de las dificultades que hoy en día tienen los jóvenes, dispuso un autobús hacia Madrid cuando se acabó el convite. Dios salve a los pullman privados que sirven bodas, despedidas de soltero y demás.


En la segunda ocasión dudé si debía o no acudir de nuevo al festival. Tras la gala de inauguración y tras tanto impacto cultural, tuve una resaca como hacía años que no tenía. Sin embargo, pude rehacerme y decidí volver a la ciudad del ilustre escritor. El viernes pasado fue el día de Irlanda. Le tengo mucho cariño a ese país. Creo que todo el mundo lo tiene, no sé. Quizás se deba a que son aparentemente inofensivos, tienen sentido del humor, son familiares, paisanos y beben como animales. Mi experiencia es positiva pero he pasado alguna tarde con irlandeses en la que creía que iba a morirme de tanto beber y eso que un servidor no es precisamente la presidenta de las damas protectoras de los modales y el buen gusto. Bueno, pues la sesión de cortos fue muy pero que muy divertida. Casi todos, a excepción de una cursilada de hadas en dibujos animados fueron desternillantes. Hubo un par a los que además fui especialmente sensible, uno dedicado a la vasectomía y otro que hablaba de la circuncisión. Cualquier corto que toque esos temas se acerca mucho a la intimidad y a la sensibilidad interna masculina. Viva el cine dedicado al hombre joder, que ya necesitamos apoyo. Tras los cortos, concierto de música de un irlandés llamado Garrett Wall. Tremendo, muy bueno. La idea de no dejar beber en la sala es de locos. Es como ir al museo del prado y que no te dejen pasar más allá de la primera sala. Pues vale, matani a la entrada. Tras el concierto, seguimos a unas locales que nos hacen de guía al bar irlandés de marras. Apretujones, calor y cerveza por un tubo. Nos hicimos fuertes en varios frentes. Había una serie de gente que había viajado de fuera por el festival. También había bastante gente que trabajaba temporalmente ahí para sacar adelante el festival. El estrés y las circunstancias nos obligaban a todos a ordenar bebidas y conversar copiosamente. El garito en cuestión no estaba mal, me gustaría poder recomendarlo pero no me acuerdo ni del nombre ni de donde narices se encuentra. Tras unos tequilas de despedida, nos llevan a un garito semiclandestino. Me gustaba también ¿no estaría mi juicio a esa altura ya afectado? Era éste un local al cual no se podía llegar si no se conocía bien pues estaba medio oculto. Cuando entramos la música no estaba mal, la pista estaba vacía y se me ocurrió lanzarme a bailar un poco. La convocatoria tuvo éxito, se dejaron ver por la pista algunos bailes semi-pegados, tecno-alemán de mirada al suelo, robots, ska del jez, etc. Nos dimos al 105%. La vuelta esta vez no fue precisamente en autobús. Fue Siggy, el alma caritativa que se contuvo bebiendo solamente cuarenta cervezas para llevarnos sanos y salvos a casa. Nos equivocamos en la autopista e hicimos cinco kilómetros de más.

Gracias Annette por invitarnos a tan magno evento. Espero que estuviéramos a la altura de las circunstancias. Gracias Jez por el episodio de los 50 minutos con la directora griega. Me he partido la caja todo el fin de semana cada vez que lo recordaba.


¡ESPAÑOLES, FIFA EL CINE!

lunes, 12 de noviembre de 2007

Los lunes son para descansar


Cuando llega el lunes, uno piensa que se merece un descanso. Todo el santo fin de semana con tanta actividad, estrés emocional, citas, bailes, cock-tails tremebundos, y en fin, qué quieren que les diga que ustedes ya no sepan.
Y sí señores, llega el lunes y nos merecemos un descanso. ¿Y qúe nos encontramos en la oficina? Gente desalmada que o bien no han encontrado el pinche tornillo adecuado en el Leroy Merlin o bien no ha sido bien follada.
Oigan, qué les puedo yo hacer para ayudarles. No tengo ni idea de bricolaje, no soy amigo de enemistarme con novios forzudos y tampoco, se lo repito enérgicamente, tampoco tengo un oído que pueda escuchar sin límite sus interminables lamentos y desgracias. Cómprese un coche nuevo o déjeme en paz!
Por mi parte, me esforzaré en acabar dignamente la jornada con la humildad que me caracteriza. Lucharé lo justo para que no me pisen en unos días. Utilizaré la competitividad mínima que hoy tengo en su mayor provecho, pero no me voy inventar de ninguna de las maneras un entusiasmo del todo etéreo e inútil para la humanidad. Hoy estamos los hombres de buena voluntad cansados, señoría. De acuerdo, quizás usted necesite esto, pero deme un minuto quiere! Ahoritita se lo hago todo, pero mireme bien que este dato es incorrecto y sin él, por mucho que yo quiera no puedo hacerlo. Haga el favor de revisar estos datos que un fallo así tiene consecuencias que usted ya sabe, ingeniero, que le voy yo a decir, irreparables para el proyecto.

Por lo demás, ya llega el martes, miralo allí. Ya sale el sol de la energía y en seguida comenzaremos a comerlo sin cuchillo ni tenedor. A la brava, a la siniestra. A la guerra, mi compañero de atasco, a por todas...

lunes, 5 de noviembre de 2007

foto del menda


No me tiro al mar con la bici por este precipicio porque sé que no me conviene. No soy tan tonto como pensabas, eh! (aunque, sí, está bien, lo he pensado infinidad de veces y lo haré algún dia porque joder, no puede ser tan malo, ¿no? oye, ¿qué pasa, no respondes? Pues entonces no me tiro de ninguna de las maneras.)

a bote pronto


A bote pronto es como se saca un balón peligroso, lejos y fuerte. Es muy fácil fallar el tiro porque depende de cómo bote la pelota. Puede botar hacia donde no se planeaba y entonces forzar la patada hacia un sitio inesperado. Casi siempre se escapa lejos, aún así. He visto como, en alguna ocasión, alguien hacía un gesto de enorme fuerza y debido a un imprevisto, el balón ha ido a parar a los pies del atacante que fácilmente y para horror del defensor, marcaba un estruendoso gol.

Eso sí, cuando se impacta el balón en el centro y la bola sale despedida hacia una larga distancia, en el momente en que la carga de la pierna es mayor, le invade a uno la sensación de estar lleno y de tener una enorme fuerza. La bola en esos casos suele irse bien pero que bien lejos.


Estos episodios de potencia sin mesura son lo que yo llamo goles de defensor. Nadie los observa en detalle porque son muy personales. El equipo defensor, en permanente tensión de vigía de la cubierta de la nao partido, es muy sensible a estos goles pero los celebra mucho más discretamente. Ciertamente, ya lo sé, no es como el sonado gol de delantero pero quería que en el nombre de la gente grande se supiera como es esta sensación de primera mano, sin intrometidos pequeñitos (diríase mini-metome-entodo) que empiecen a hablar del regate como si fuera eso lo único importante del tema. Oigan, escuchen a este goliat del balón y hagánle caso, no más: el balón es capaz de apepinarse mucho si se le pega bien fuerte. Es incluso capaz de desprender un ruido por el cual comunica a los presentes cercanos que va a desaparecer por un buen rato, una especie de "ciao" maquinal, bruto, explosivo y a la vez precioso.