domingo, 25 de mayo de 2008

La competición

No es el todo pero está ahí. Forma parte de nosotros y de nuestra naturaleza, esto es innegable. Nos lleva de la satisfacción de la conquista a la ruina de la derrota. Nos acompaña. Hace posible el avance de las posturas por encima de los niveles mínimos de satisfacción. Moviliza. Dinamiza.

Parece que no preocupa, es una guerra fría. Sí, a veces lo hace. El embate da vida. Más que la posición final, las jugadas que acarrea esta competición. Muchas veces, también, no gusta nada. Sufrimos con las derrotas o en las pequeñas triquiñuelas del contrario, que no lo aguantas en esos momentos aunque ese contrario sea tu mejor amigo o tu novia o incluso tu padre. No es bueno estar acostumbrado, envilece. Hay que mantener el tipo, seguir adelante. Mostrar seguridad, calma en el trote a caballo de batalla.

Una noche de copas, varios amigos, una sola chica guapa. Sonrisas y cortejos acompañan la lidia. Lo que podría ser precioso, conocer a alguien y tratar de hacerlo con calma, se convierte en un juego del ratón y el gato.

Puede apenar la derrota del adversario cercano cuando de ligar hablamos porque ligar no es del todo una competición. Es poner en juego sentimientos también. Es más complejo que una partida de basket.

En los deportes la competi no se puede dejar a un lado, inyecta la fuerza, estimula la respiración ahogada.

En el trabajo es sano promoverla hasta cierto punto. Conviene participar de alguna forma. Ser consciente de nuestra naturaleza jugadora. Si la olvidamos, es posible que nos convirtamos en funcionetas ventanilla o en criticones horrendos, exacerbados.

He perdido esta partida y estoy jodido. ¿Te apuntas a otra?

lunes, 19 de mayo de 2008

Vivir fuera


A lo largo de la historia siempre ha habido migraciones. Gentes que, por diferentes motivos, deciden cambiar el lugar de residencia y el entorno social que conocen. Por la gente que yo he conocido, se ve que el cambio se hace sólo porque se huye de una situación no muy agradable, porque el emigrante se ilusiona pensando que va a mejorar sustancialmente su situación económica o personal a través de una gran experiencia como un buen trabajo, una buena formación o el deseado amor verdadero.

Estas migraciones se han dado, como cuenta la historia, desde la existencia de la vida sobre la tierra. Son propias de todas las clases sociales y no hay país alguno que no las reciba o emita. La cultura que representamos todos nosotros es fruto de esa mezcla entre civilizaciones. Una sociedad sana es aquella permeable y abierta al paso de emigrantes, con una capacidad relativa de absorción, de empape.

Esa capacidad de absorción es extensiva a lo puramente funcional porque integrar no significa favorecer a la gente, simplemente prestar los mismos medios que requería España para el crecimiento económico que vivía. El estado español, está ahora re-estructurándose para acoger a tanta gente que ha venido de afuera, sin desvirtuar la calidad. Creo que no lo ha hecho mal en estos más de diez años que llevamos recibiendo extranjeros de forma masiva. El aluvión de gente ha obligado a la administración a mejorar sus procedimientos. Al que piense que por culpa de los inmigrantes son ahora peores que antes por favor haga memoria de los servicios públicos de hace diez años. Aún con todo, la mejora debe continuar y sobre todo la justicia. Es el momento de ponerse de acuerdo en ello, señores políticos. Si de paso algún héroe (tipo el que ha metido en el trullo a los de Coslada) se propone equilibrar el convenio laboral de los trabajadores públicos con los privados pues a lo mejor ya dejaremos atrás el africanismo y al paquete franco. Si se equilibra un poco más esto quizás no le quede ninguna excusa a quien pretende privatizar la salud o la educación. Y ya se me ha ido la olla del tema que planteaba. Vuelvo ya en el siguiente párrafo, me cachis.

Cerca de mí hay personas que vienen de otros lugares. También conozco gente próxima que ha decidido marcharse a otro país. Con los que vienen y con los que van, viaja mi espíritu. En los libros de los grandes aventureros he vivido grandes pasiones. Puede que algún día estas ganas y estos anhelos se hagan realidad. El salto, como ya he dicho, vendrá con alguna ilusión concreta. Mentando el dicho obrero: Si hay que ir se va, pero ir pa ná es tontería.

Adjunto un vídeo de The Cramberries, Ridiculous thoughts del album No need to Argue, posterior a To the Faithful Departed. La escuché en un bar gallego el pasado jueves, mientras el camarero filipino hacía play-back.

lunes, 12 de mayo de 2008

Retorno al mamoneo



Aquí vuelvo, no os habéis librado de mí aún. He estado fuera de vacaciones y me he cambiado de casa a una donde no hay casi Internet. Digo casi porque las ondas marcianas que cojo para conectarme son del todo escasas. Algún recién casado despistado supongo, el resto todo con claves. Me temo que debo contratar con algún gigante.

Primero y por el episodio de Zaplana y muchos otros opto por hablar con ONO (en adelante coño). Tras hacerme una oferta estrella y exprimirles para que me regalen el router Wi-fi, me hago el contrato con ellos. Al mes, cuando telefónica ha quitado la oferta de alta gratis me llama una simpática operadora de COÑO y me dice que no tienen cobertura en mi zona hasta dentro de tres meses. Rompo el contrato con COÑO y me dispongo a apoquinar los cien louros que cobra TIMOFÓNICA por darme de alta.

No me resisto, son gigantes. Sigo buscando la forma de abaratar su factura. Es ilusionante.

El resto del comienzo de la nueva casa lo estoy viviendo con verdadera ilusión. Mi madre es incluso mamá y me ayuda mucho. Con calma, sin pausa tampoco, estoy redecorando mi vida. Llenando espacios que identifico vacantes.

El viaje de vacaciones lo hice en un crucero tipo Love Boat pero más cutre porque era italiano y los italianos son marchosos, gritones y sacacuartos. Tienen estilo sin embargo. Las italianas son guapas y sin embargo difíciles de entrar, máxime cuando son todo parejas o menores de edad, a las cuales ni aún con las leyes del mar son accesibles. Hay por otro lado un océano a tu disposición para pensar las cosas, un mar para sentirlas. He visitado muchas ruinas y he hecho el tonto con las actividades disponibles pero sobre todo a lo que me he dedicado ha sido a disfrutar del contacto de mi familia con la cual me siento afortunado y muy dichoso cuanto más mayor me hago. Esencial la dosificación.

Adjunto una foto del Costa Serena, un barco que desplaza más de 100.000 toneladas y se queda tan pancho. Para mí visitarlo, fijándome en su terminación, ha sido una de las visitas más interesantes del viaje. Construir o gobernar un buque así no es tarea ni de una ni de dos personas, no se hace en una mañana y permite errores porque es una concepción humana. Aún con todo, se sentía uno estupendamente en la nave cuando el movimiento de sus 3500 ocupantes estaba medianamente coordinado.