miércoles, 26 de diciembre de 2007

Sancho y Quijote. El amor de cada dia




El otro día me reuní con unos viejos amigos en lo que ya parece ser la cena anual de Navidad. Fue una cena en la que casi todos preparamos algo con esmero. Hubo pimientos rellenos de bacalao, tortilla de patata "abuela style", cochinillo asado (casi con manzana en la boca), buenos vinos, ensaladas coquetas, etc. Es sorprendente como evolucionamos en tan poco tiempo. Puede que nos hayamos hecho mayores, refinando los gustos y también puede que nos hayamos vuelto unos metrosexuales de cuidado. En algún termino medio nos encontramos. Menos mal que para compensar terminamos la cena con unos buenos copazos de ron entre pecho y espalda.

También los temas de conversación han tomado nuevos derroteros. Quizás sea que ahora hablamos de las cosas mas intimas con menos pudor y necesidad de aliño alcohólico. El caso es que al llegar los postres (si, también había unos postres deliciosos) un tema sobresaliente a todos se puso encima de la mesa. Conversamos sobre las relaciones afectivas hombre-mujer a los 30. Nos acordamos de los primeros amores, grandes y tortuosos. Vimos, en fin, como también en el amor y en el sexo ya no nos conformamos con una hamburguesa con coca-cola.



En mi recuerdo viene ahora ese libro tan reconocido. Quijote cabalgo largo y tendido con Sancho viviendo tremendas aventuras que en su intensidad provocaron el cambio de personalidad de cada uno, la adaptación, guia óptima de la capacidad de supervivencia del ser humano. El motor de inicio de Quijote fueron los ideales, la teoría mas absoluta, la grandilocuente versión de una tierra llana al objeto de volar del misero pueblo, a caballo de la locura. La locura fue un poderosisimo motor que le llevo a mover incluso al perezoso Sancho. El famoso escudero, por su parte, venia movido por la necesidad, por un estomago roto y por un intento de alcanzar la estabilidad. No le dio importancia siquiera al verdadero impulsor del viaje. Suponía que quien iniciase una aventura semejante bien debía valer para ello. A cada rato, sin embargo, temía con miedo razonado las locuras y los (pero también) atrevimientos de su señor.


Al cabo, con la experiencia marcada, ambos fueron ajustando sus niveles de aspiración, intercambiando ilusiones y formas de ser. Quijote comienza a desear estar mas tranquilo y Sancho poco a poco empieza a volar con la imaginación.
Creo que la treintena es muy buena época para amar. Podemos mezclar sin pudor lo que necesitamos con lo que nos ilusiona. Nos es dado ahora elegir sonreír, decir cosas agradables para crear convivencia. Crear el código que por encima de los problemas de cada uno, sea valido para compartir la vida.

Por ultimo quiero decir que en el gran libro, Miguel de Cervantes escribe la muerte de Don Quijote al final de la segunda y ultima parte. En mi opinión nos advierte que la ilusión no puede nunca perderse si se quiere sobrevivir al amor, al trabajo, al camping o a lo que sea.
PS1- Me encuentro en Chicago y es por eso que el teclado me la juega, disculpen las faltas de ortografía.
Ps.2- Joder, de los dos últimos mails me siento como un autentico guru de la meditación. Prometo ser mas descriptivo y reírme mas de mi o de mi entorno en mis próximo blogs.


lunes, 17 de diciembre de 2007

Ociosidad





Tengo una amiga italiana que realizó una tésis de final de carrera muy interesante. La carrera era una de esas que los que hemos nacido en los años setenta no conocemos bien. Es algo así como políticas y comunicación, todo junto. Les enseñan cosas tremendamente útiles y les resulta menos complicado aprobar las asignaturas. En su trabajo, mi amiga Ilaria hablaba sobre lo útil que sería poner las nuevas tecnologías de comunicación al servicio de la vida política y administrativa. No lo pensaba como una extensión o mejora de los procedimientos existentes sino como un cambio en el concepto mismo de participación ciudadana. Hoy en día, el único momento en el que el estado realiza una consulta sobre el rumbo que las pequeñas o grandes decisiones deben tomar sucede en las elecciones cada cuatro años. Las promesas que se realizan en esa época no son tomadas muy en serio por los ciudadanos porque la memoria es dinámica y desplaza lo más importante a lo menos importante. Promesas importantes en las elecciones no suceden porque nadie las recuerda ya. Muy poca gente se lee el programa político de éste o aquel partido. Es más, ¿a quien le importa algo que reside entre pocos, entre entes abstractos e intangibles? Como resultado de esta abstracción la unión europea, con lo que mucho que amo este concepto, a la hora de reafirmar su funcionamiento, es negada por un número importante de ciudadanos y por ende de naciones. No creo que fuera la misma constitución rechazada sino la falta de participación. ¿Qué narices es eso de Bruselas y quien toma las decisiones que a mí me afectan?

Sin embargo, cada día nos vemos favorecidos por las nuevas tecnologías para expresarnos. A través de nuestros teléfonos móviles localizamos a personas importantes en momentos claves. A través de mi mail largo cabos a pantalanes que me salvan de la tempestad, a través de Internet creamos sociedad pues seguimos sintiendo invariablemente, inevitablemente. Favorecer los medios para compartir estos sentimientos es hacer patria sin fronteras. El único esfuerzo a realizar por los interlocutores será conocer la diferencia entre quienes queremos ser y lo que realmente somos.

En esta encrucijada Ila se plantea introducirnos, apostar por la iniciativa ciudadana. Dotar a la administración de estos ya baratos dispositivos para que, por ejemplo, los habitantes de un pequeño barrio de la gran ciudad de Roma puedan decidir en dos semanas si prefieren horarios de apertura de bares conservadores o atrevidos, impuestos sobre el patrimonio o sobre los automóviles, bodas gays o con animales, tropas en Darfur o limpiando crudo. Utilizar los medios disponibles no sólo para el consumo.

Claro, el trasladar el poder al pueblo hace pensar si el pueblo está preparado o si somos incapaces. El mismo concepto de democracia si somos consecuentes debería responder afirmativamente a la pregunta. Lo estamos y si no lo estamos merecemos darnos la castaña para averiguarlo. Por otro lado, tal y como estamos organizados es como queremos estarlo. Las clases sociales están ya casi derogadas, al menos aquí en España. ¿Nos interesa el compromiso o es sólo una pose demagógica? ¿Es la responsabilidad de decisión algo que deseamos todos o sólo unos cuantos?
Este fin de semana he visitado una exposición de fotografía un tanto inquietante en la sala que el Canal de Isabel II dispone en la calle Santa Engracia 125. Éste es el espacio de exposición que más me gusta en Madrid, se trata de un antiguo depósito de agua vertical con uniones metálicas remachadas. La expo trata del fotógrafo Don Mc Cullin (no confundir con Macaulay Culkin) con sus fotos sobre guerras y otros desastres. El pobre realizó instantáneas tan duras que le dejaron, parece ser, para siempre afectado. La Neurosis evidente en el rostro de este soldado participante de la ofensiva del Tet en Vietnam es la imagen que más me ha sensibilizado. Tiene otras mucho más crudas pero es ésta la que más consternado me dejó. Lo que han visto los ojos de este soldado tiene mucho trasfondo y hace pensar sobre la importancia de tomar las decisiones importantes entre todos, aún si nos equivocamos. Es evidente que ya han tomado decisiones muy equivocadas entre sólo unos pocos.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Oigame mi niño




Cuentan de Canarias que hace muchos años, antes siquiera de que gobernara el PP en Madrid, se formaron los islotes en un relativo corto espacio de tiempo. El océano que las rodea cubría antes a las rocas que reposaban aburridas sobre el fondo del mar. Hartas ya de tanta calma y observando el enorme mar de nubes que cubre la zona, un determinado conjunto de rocas decidió hacer algo grande por fin en su vida. En una tarde no muy lejana, se empezaron a poner calentitas y en un periquete se formó allí la del rosario de la Aurora. Ahora observan el mar desde la altura, algunas incluso por encima del imitador mar de nubes. Ahora algunos paisajes en los que viven son verdes y azules, densos bosques de pino canario o volcanes enormes. Costas escarpadas que protestan mediante olas gigantes por el obstáculo recién creado sin pedir permiso e impidiendo su eterno tránsito oceánico.




En la isla de El Hierro hay mucha madera y piedra volcánica, arena con ciertas hierbas; pero no hay hierro alguno. Se oxidaría enseguida. Sus gentes, sus pueblos, el aire que respiran, la comida que hacen, todo sabe a mar, a purito océano Atlántico. Caminar aquí es escalar volcanes de más de mil metros de altura y que nacen del mar, en un terreno minúsculo. Obsevar todo esto es precioso, casi cualquier contacto con sus lugareños también. Los isleños en su mayoría son animados, graciosos, cerrados y pueblerinos, dulces, calmados, guapas. La locura viene servida por su soledad. Los isleños están aislados. Viven de cara al mar y al turismo del sol, muy de paso. En la soledad, decía Nietzsche, se puede tener de todo menos cordura.





En parte, el viaje que acabo de realizar lo he hecho solo. En parte he estado en compañía. Creo que es una buena combinación. La soledad es una compañera de viaje que exacerba los contactos humanos sea cual sea su índole, agranda cualquier sonrisa extraña y también convida a muchos tragos. Con ella el tiempo se alarga y se pueden visitar muchos sitios en poco tiempo. La elección de la ruta es muy libre, por ello también muy disparatada. Es una opción más, no vale ni tanto ni tan poco. Aparece inevitablemente en el camino y conviene tomarla y tomarle el pelo.

Su experiencia nos hace valorar la compañía a la vez que nos descubre aspectos del viaje que pasan desapercibidos con otras personas. El diálogo interno no para, sin embargo, y a veces conviene distraerlo con algún libro, cine o la tan valorada como reciente compañera: la escritura bloggera.

lunes, 3 de diciembre de 2007

La identidad




Es hoy noticia la piel mudada que se ha encontrado recientemente en las laderas de un bosque gallego. La piel pertenecía a una serpiente pitón de más de siete metros de largo. En las entrevistas que han aparecido en la televisión se han podido ver a bastantes personas gallegas intentando hablar de otra cosa. La mayoría decía que no es un buen nuevo vecino porque no tienen ni idea de quien es esa "bicha". Para mí que la pobre pitón al llegar a tierras gallegas ha decidido hacer lo que se debe hacer para sobrevivir: adaptarse. En tierras gallegas no hay que dar muchas explicaciones. El misterio reina y no iba la pobre criatura a explicar su origen o hacia donde iba o quien es su anfitrión. Simplemente se ha deslizado por el bosque.


Imagino que la serpiente anda un poco despistada porque ha debido nacer en cautividad o en un lugar bastante lejano. Buscará sin pausa algo importante, su identidad. Aún siendo "bicha" creo que podemos entender que necesita reconocerse propia de un entorno y con sus hábitos comprendidos y respetados (o si no te fulmina de un bocao, ah que las pitones no muerden, ya, ¿lo has visto tú?). Necesita también un reflejo en las otras criaturas bífidas y sustento a sus demandas naturales, es decir ratones u otro alimento, además de serpientes del otro sexo y la mochilita de necesidades que pueda tener la pobre.



La identidad es importante para nosotros. El andar olfateando cada día su rastro nos lleva a exagerar su concepto. A darle forma a pinceladas. He encontrado siempre que los líderes nacionalistas eran siempre herederos de la migración y del descoloque, quizás veletas del pueblo, cigüeñas que no se van a África en invierno porque no tienen frío pero que luego se quedan solas y tienden a imitar al gorrión. El asunto funciona porque amar es ser pueblo y a todo el mundo le gusta que le digan que su nombre y su pueblo son bellos. Ejemplos de lo anterior pueden ser las ideas del padre carlista de Sabino Arana, fundador del PNV cuyo exilio en Francia y su estancia en Barcelona cinco años dan inicio a sus planteamientos políticos; los viajes de Arzallus del seminario a la vida política que pasan por Alemania, Barcelona y Madrid; la época del austriaco Hitler en Viena, como un hippie que vivió tres años en un albergue para indigentes intentando triunfar como pintor sin subsistir en una ciudad bollante, con un padre que estuvo 39 años sin el apellido del padre hasta que adquirió el de su padrastro, sin identidad; o también el ejemplo de Carod-Rovira, hijo de guardia civil aragonés, que llegó como inmigrante a la ciudad de Cambrils y tuvo que hacerse un hueco trabajando fuerte en la competitiva y creciente economía catalana de entonces.


Ni se me ocurre comparar a todas estas personalidades del pasado. Sólo lo hago en el aspecto común de la importancia y uso que le dan a la identidad nacional de sus ideas políticas. Para mí es obligado decir que aunque alguna vez exaltados, Arzallus y Carod-Rovira hicieron hace muchos muchos años una labor importante para la democracia que hoy en día nos deja decir en foros de alto nivel como éste lo que nos salga de las partes nobles. Por otra parte, la mayoría de los madrileños carecemos de un sentimiento local fuerte. Nos es a veces incomprensible que otra región tire hacia sus intereses porque nos creemos formar parte de un todo y evidentemente, al menos en cuanto a lo práctico, ya podemos ir cambiando nuestra idea. No comparto mucha identidad cultural con los habitantes de Navalcarnero pero me interesa que el gasto en sanidad, educación o infraestructuras no sea (sin razones obvias de las que sea debidamente informado) inferiores a las que otra comunidad de receptores "culturales" perciba. Viva el dos de mayo y la fritanga si es preciso entonces.

Ahora bien, invito a todos los ciudadano a una reflexión contra el paletismo. No porque me guste mi pueblo, al quinto del de al lado le voy a pegar un garrotazo cuando no mire nadie o en fiestas.
Pago mañana.

Hablando de cerca, me pregunto muchas veces porque me atraen tanto las mujeres extranjeras. Será porque tienen las orejas más grandes.

lunes, 26 de noviembre de 2007

El filo del interior
















Cuenta mi abuela María que allá por los años de la segunda república, Madrid era una ciudad más cercana. Trabajaba mucho y a matacaballo porque era la mayor de una familia muy numerosa y no tenían fuente de ingresos. Por aquel entonces, Don Pablo Neruda era cónsul de Chile en Madrid. Atendía los asuntos consulares de aquel hervidero país que era España. La inestabilidad del gobierno, las corrientes fascistas del ejército provenientes de Europa y del colonialismo africano; y un sinfín de movimientos sociales que llegaban entonces a España hacían de la ciudad un punto álgido en el Mundo.



En la casa de Neruda trabajaba la prima de mi abuela planchando y arreglando dentro del equipo de servicio que su piso en la calle Galileo disponía. El interés de ganar algún dinerillo y la curiosidad que despertaba el poeta y su muy visitada casa, hicieron a mi abuela de unos quince años acercarse por ahí.
Por allí pasaban poetas de la talla de Lorca, Aleixandre, Alberti o Machado. Una espiral de pintores, músicos, políticos y afamados señores que entre sus labores estaba la de pasar la tarde con poca cosa, quizás un café o tal vez un coñac. Con poca cosa, que es lo que más me maravilla de entonces, pasaban la tarde en la mesa, charlando.
La joven María observaba un panorama intelectual muy interesante pero una vida desgraciada de aquel ilustre personaje. En esos años, Don Pablo estaba casado con María Antonieta Haagenar, que aunque muchos lo penséis, no era la fundadora ni la hija del fundador de Haagen Datz. Era de origen holandés pero con algo menos de horchata en las venas. Parece ser que le interesaba de Pablo su éxito y su entorno. Tuvieron una hija con una enfermedad que mi abuela no sabe nombrar pero describe en los síntomas que tenía la cabeza muy hinchada. Su matrimonio estuvo en un vilo, por lo poco unidos que estaban. Las dificultades con su hija fueron un vínculo en esos años. Allí y mientras tanto crecía su hija, conoció a Delia del Carril. Activa mujer luchadora por la causa común de las libertades. Su unión estuvo basada desde el principio en los sueños y no en las circunstancias negativas.

Al poco de morir Malva Marina, la hija del primer matrimonio, el vínculo se rompió y el amor se unió por encima de la muerte como dice el poeta. Mataron a Lorca los animales, estalló el alzamiento y yo no estaba ni para impedirlo ni para apoyarlo. ¡Qué pena que echaran a toda la generación del 27 y cuánta nostalgia llenó la mejor poesía que he leído en mi vida! Queda en mi memoria soñada el constante viaje del sentir que regalaba Don Pablo a todo aquel que se acercaba. A mi abuela María, a esa niñita andaluza que planchaba y sonreía, le leía poemas y la animaba a que escribiera los suyos para poder devolverle el soneto al señor cónsul.

En el eterno cantar está el verso. En el profundo sentir de quien no tiene más remedio que buscar lo hondo del alma, lo que de tanto gustar quema. En el reconocimiento sin posible lógica llega el poema. En el pulso monótono y vivo del corazón llega la canción de la rima. Allá en lo más íntimo vivían esos hombres que echaron. Al público gritaban sus versos libres y en privado simplemente charlaban.

Sugiero escuchéis un poema de Neruda en la voz de Antonio Vega, un genio integrista de la vida. Espero que podáis abrirlo porque no he conseguido enchufarlo en directo, espero que alguien me diga cómo se hace.


PS. La de arriba del todo es mi abuela con dos bisnietos en un momento cumbre. De las dos mujeres en las fotos de blanco y negro, la de arriba del todo es Delia y la de abajo es María Antonieta.





lunes, 19 de noviembre de 2007

Glamour en el festival de cine


Durante la semana pasada ha tenido lugar la 37ª edición del festival de cortometrajes de Alcalá de Henares. Es éste un evento de gran impacto cultural en la Comunidad de Madrid y además nuestra amiga Annette nos daba entradas gratis. Por la primera razón, puesto que la segunda la he escrito para fardar, se ha tenido uno que dejar caer y mostrar el caché y el glamour característicos.

Es la primera vez que visito un certamen de este tipo. Fueron dos días los que pasé allí. El primer día fue la gala de inauguración. En la gala de inauguración llegué en el interminable tren de cercanías que une atocha con la ciudad de Alcalá. Tras el tren y con el grupo que formábamos, nos presentamos en el Indalo. Este bar es un templo de la tapa gratis y de la decoración hortera. Ambas cosas las llevan adelante tomándoselo muy a pecho. Y a lo hecho pecho, con cada bebida que ordenes (como disen en el Caribe) te endiñan una tapa que muy bien puede ser un bocadillo de escalope con queso o de tortilla con jamón o de muchas otras cosas. Consecuencia: nos tomamos cinco cañas y cinco bocatines. Es la tercera vez que salgo del Indalo este con la tripa a reventar con una opinión muy mejorada de la muy leal villa de Alcalá y de sus gentes.

Llegamos entonces a la gala de inauguración. Como era de cortos no encontré mucho vestido largo como esperaba. Un tal Javier García hizo las funciones de animador, presentador y narrador. Al principio me pareció un poco insulso pero luego resultó gracioso. Se soltó y soltó bastantes buenas paridas. Vimos una serie de cortos muy cortos, como de menos de cinco minutos de duración. No me gustaron aquellos que buscaban la subvención con temática local forzada, como algún irlandés con exceso de baile autóctono coñazo. Me gustó mucho uno de un desconocido en el metro de Bruselas, creo, que se reía y contagiaba de risa al vagón entero, con un cambio progresivo de la escena, perfecto timing.

Tras los cortos adivinad por favor: fiesta de inauguración en un gran local con dj, tapas y cerveza gratis. Aquí fue donde más aportamos nosotros a ALCINE37, que es como se llama este evento. Aquí había gente mayor, de la vida social de Alcalá, algunos artistas de medio pelo del mundo del cine y chavalería varia que como nosotros se veía que disfrutaban de saraos de este tipo y por la patilla. Lo que más me sorprendió de la gala fue ver la mezcla de los señores de pueblo con algún escote y algún moreno nada obrero. Todo er mundo es güeno, diríase. Ni que decir tiene que dimos buena cuenta de todo lo que nos dieron y que casi nos tuvieron que echar del local cuando cerraron. La organización del festival, en conocimiento absoluto de las dificultades que hoy en día tienen los jóvenes, dispuso un autobús hacia Madrid cuando se acabó el convite. Dios salve a los pullman privados que sirven bodas, despedidas de soltero y demás.


En la segunda ocasión dudé si debía o no acudir de nuevo al festival. Tras la gala de inauguración y tras tanto impacto cultural, tuve una resaca como hacía años que no tenía. Sin embargo, pude rehacerme y decidí volver a la ciudad del ilustre escritor. El viernes pasado fue el día de Irlanda. Le tengo mucho cariño a ese país. Creo que todo el mundo lo tiene, no sé. Quizás se deba a que son aparentemente inofensivos, tienen sentido del humor, son familiares, paisanos y beben como animales. Mi experiencia es positiva pero he pasado alguna tarde con irlandeses en la que creía que iba a morirme de tanto beber y eso que un servidor no es precisamente la presidenta de las damas protectoras de los modales y el buen gusto. Bueno, pues la sesión de cortos fue muy pero que muy divertida. Casi todos, a excepción de una cursilada de hadas en dibujos animados fueron desternillantes. Hubo un par a los que además fui especialmente sensible, uno dedicado a la vasectomía y otro que hablaba de la circuncisión. Cualquier corto que toque esos temas se acerca mucho a la intimidad y a la sensibilidad interna masculina. Viva el cine dedicado al hombre joder, que ya necesitamos apoyo. Tras los cortos, concierto de música de un irlandés llamado Garrett Wall. Tremendo, muy bueno. La idea de no dejar beber en la sala es de locos. Es como ir al museo del prado y que no te dejen pasar más allá de la primera sala. Pues vale, matani a la entrada. Tras el concierto, seguimos a unas locales que nos hacen de guía al bar irlandés de marras. Apretujones, calor y cerveza por un tubo. Nos hicimos fuertes en varios frentes. Había una serie de gente que había viajado de fuera por el festival. También había bastante gente que trabajaba temporalmente ahí para sacar adelante el festival. El estrés y las circunstancias nos obligaban a todos a ordenar bebidas y conversar copiosamente. El garito en cuestión no estaba mal, me gustaría poder recomendarlo pero no me acuerdo ni del nombre ni de donde narices se encuentra. Tras unos tequilas de despedida, nos llevan a un garito semiclandestino. Me gustaba también ¿no estaría mi juicio a esa altura ya afectado? Era éste un local al cual no se podía llegar si no se conocía bien pues estaba medio oculto. Cuando entramos la música no estaba mal, la pista estaba vacía y se me ocurrió lanzarme a bailar un poco. La convocatoria tuvo éxito, se dejaron ver por la pista algunos bailes semi-pegados, tecno-alemán de mirada al suelo, robots, ska del jez, etc. Nos dimos al 105%. La vuelta esta vez no fue precisamente en autobús. Fue Siggy, el alma caritativa que se contuvo bebiendo solamente cuarenta cervezas para llevarnos sanos y salvos a casa. Nos equivocamos en la autopista e hicimos cinco kilómetros de más.

Gracias Annette por invitarnos a tan magno evento. Espero que estuviéramos a la altura de las circunstancias. Gracias Jez por el episodio de los 50 minutos con la directora griega. Me he partido la caja todo el fin de semana cada vez que lo recordaba.


¡ESPAÑOLES, FIFA EL CINE!

lunes, 12 de noviembre de 2007

Los lunes son para descansar


Cuando llega el lunes, uno piensa que se merece un descanso. Todo el santo fin de semana con tanta actividad, estrés emocional, citas, bailes, cock-tails tremebundos, y en fin, qué quieren que les diga que ustedes ya no sepan.
Y sí señores, llega el lunes y nos merecemos un descanso. ¿Y qúe nos encontramos en la oficina? Gente desalmada que o bien no han encontrado el pinche tornillo adecuado en el Leroy Merlin o bien no ha sido bien follada.
Oigan, qué les puedo yo hacer para ayudarles. No tengo ni idea de bricolaje, no soy amigo de enemistarme con novios forzudos y tampoco, se lo repito enérgicamente, tampoco tengo un oído que pueda escuchar sin límite sus interminables lamentos y desgracias. Cómprese un coche nuevo o déjeme en paz!
Por mi parte, me esforzaré en acabar dignamente la jornada con la humildad que me caracteriza. Lucharé lo justo para que no me pisen en unos días. Utilizaré la competitividad mínima que hoy tengo en su mayor provecho, pero no me voy inventar de ninguna de las maneras un entusiasmo del todo etéreo e inútil para la humanidad. Hoy estamos los hombres de buena voluntad cansados, señoría. De acuerdo, quizás usted necesite esto, pero deme un minuto quiere! Ahoritita se lo hago todo, pero mireme bien que este dato es incorrecto y sin él, por mucho que yo quiera no puedo hacerlo. Haga el favor de revisar estos datos que un fallo así tiene consecuencias que usted ya sabe, ingeniero, que le voy yo a decir, irreparables para el proyecto.

Por lo demás, ya llega el martes, miralo allí. Ya sale el sol de la energía y en seguida comenzaremos a comerlo sin cuchillo ni tenedor. A la brava, a la siniestra. A la guerra, mi compañero de atasco, a por todas...

lunes, 5 de noviembre de 2007

foto del menda


No me tiro al mar con la bici por este precipicio porque sé que no me conviene. No soy tan tonto como pensabas, eh! (aunque, sí, está bien, lo he pensado infinidad de veces y lo haré algún dia porque joder, no puede ser tan malo, ¿no? oye, ¿qué pasa, no respondes? Pues entonces no me tiro de ninguna de las maneras.)

a bote pronto


A bote pronto es como se saca un balón peligroso, lejos y fuerte. Es muy fácil fallar el tiro porque depende de cómo bote la pelota. Puede botar hacia donde no se planeaba y entonces forzar la patada hacia un sitio inesperado. Casi siempre se escapa lejos, aún así. He visto como, en alguna ocasión, alguien hacía un gesto de enorme fuerza y debido a un imprevisto, el balón ha ido a parar a los pies del atacante que fácilmente y para horror del defensor, marcaba un estruendoso gol.

Eso sí, cuando se impacta el balón en el centro y la bola sale despedida hacia una larga distancia, en el momente en que la carga de la pierna es mayor, le invade a uno la sensación de estar lleno y de tener una enorme fuerza. La bola en esos casos suele irse bien pero que bien lejos.


Estos episodios de potencia sin mesura son lo que yo llamo goles de defensor. Nadie los observa en detalle porque son muy personales. El equipo defensor, en permanente tensión de vigía de la cubierta de la nao partido, es muy sensible a estos goles pero los celebra mucho más discretamente. Ciertamente, ya lo sé, no es como el sonado gol de delantero pero quería que en el nombre de la gente grande se supiera como es esta sensación de primera mano, sin intrometidos pequeñitos (diríase mini-metome-entodo) que empiecen a hablar del regate como si fuera eso lo único importante del tema. Oigan, escuchen a este goliat del balón y hagánle caso, no más: el balón es capaz de apepinarse mucho si se le pega bien fuerte. Es incluso capaz de desprender un ruido por el cual comunica a los presentes cercanos que va a desaparecer por un buen rato, una especie de "ciao" maquinal, bruto, explosivo y a la vez precioso.