lunes, 25 de agosto de 2008

Beneficios de la UE, mezcolanza

Las vacaciones de verano bajan el ritmo del cuerpo hasta relajarlo. En ese estado de ánimo se pueden observar mejor los sitios que se visitan. En este corto mes de agosto he visitado la bretaña, en Francia. He observado diferencias entre ese país y el nuestro que nos enriquecen a ambos si nos mezcláramos. nos harían crecer.

En Francia he visto a mucha gente que andaba por sí misma. He visto a chicos y chicas que leían, que montaban en bici para ir a algún sitio. Me ha gustado mucho conocer a algún gabacho con personalidad y ver que esa soledad que les otorga el clima y la bonanza económica también puede molar. Estuve en unas fiestas de un pueblo donde un chico cantaba canciones de gran calado, de antiguo juglar y que la gente le escuchaba sentado. He visto menos borreguismo que por estas latitudes. Gente con planes propios, con el día lleno.

Cuando he regresado a Madrid, de nuevo he visto cosas que me han ayudado a reintegrarme fácilmente en esta sociedad tras las vacas locas sin desintegrarme en la reentrada en la atmósfera. En las terrazas, la gente hablando, ejerciendo una sociabilidad muy rica que he de reconocer que llevo encantado encima. En el trabajo recibiendo bromas, en la familia compartiendo momentos de mi viaje.

Lo que me gustaría es que España se pringara un poco de la individualidad de Francia. Esa entidad propia que les hace despuntar como individuos y que permite un desarrollo a través de las personas, con sus propios ideales. Me gustaría ver a la sociedad española menos borrega y más reivindicativa en lo individual. A la vez me gustaría que Francia se empapara del necesario contacto humano que regalamos aquí y que no llamara tanto la atención a la gente por salirse de las fastidiosas normas rígidas que disponen para estandarizar bellamente el país.

Esto son divagaciones que se añaden al disfrute de la visión de acantilados enormes, canales con bosques frondosos, un océano furioso que acoge a muchas personas en sus playas y una cocina que no puedo escribir con palabras y tuviera para ello que poner interjecciones extrañas y así sencillamente aquí dibujarlas. Recomiendo esa visita si tan solo por unos días se pueden olvidar los bailes y los bares, los gritos y las multitudes. No es fácil para el españolito de a pie. Hay que ir bien acompañado.



martes, 5 de agosto de 2008

La isla más aislada

En el comienzo del verano de 2003 fui al cine a ver el documental sobre Fidel Castro que había realizado Oliver Stone. Quedé alucinado por la lucidez del verbo de Castro y por la inteligencia de sus singulares y valientes ideas. Ese mismo verano, junto con mi hermana y un amigo, salimos para Cuba hacia un viaje intenso.

Viajé con la idea de que tanto consumismo en "occidente" nos estaba perjudicando al saboreo de los placeres simples, causando depresiones por no encontrar la sospechada felicidad suprema, por una incesable ansiedad que no nos llevaba a nada. Estas enfermedades creía yo que tenía mi cultura también. Algo transladado de algún sinsabor personal, supongo, algo con razón también.

Cuba es un sitio extraordinario y supongo que siempre lo ha sido. La gente es naturalmente inteligente, con una energía creativa inigualable. La isla es preciosa y el diálogo es tremendo. La moral se mueve por linderos arriesgados y el sexo es otra cosa distinta a la de acá. No hay razón en justificar estos valores tan extraordinarios basándose en su sistema político. No se entiende en Cuba ni en ningún otro país.

La enfermedad de Cuba no reside en que no tengan para comer (que sí lo tienen, quizás nada opulento pero nadie pasa hambre), ni tampoco en que las ideas de la revolución sean malas, sus ideas son buenas pero pasan por el virus de Cuba. La enfermedad de Cuba es la falta de libertades. Sin ellas y sin la permeabilidad que hoy en día conllevan, la isla se convierte en una especie de circo para turistas y donde la gente sólo puede echar de menos y no interactuar con ella. Es como una novia a distancia que está muy ocupada en sí misma. Es una patraña decir que la gente crea en ello. La gente, como aquí, cree en lo que puede y además, como dice Castro en su mono-doc, está predispuesta a creer. La gente se escapa, como de la pobreza de África.

Hoy he visto el documental de nuevo en la tele y casi vuelvo a quedar prendado de la dialéctica de Castro. Dos cosas me han despertado. Dice que le encanta persuadir a la gente (es un coñazo de pibe, echa discursos de horas) y también que en la vida se ha preguntado ni por un momento si necesitaba un psiquiatra. Vive aislado y así morirá, en su mundo.






viernes, 1 de agosto de 2008

Espiritualidad


Por recomendación de Colman Gota, cantante de los Insanity Wave, abogado de pro y buen compañero de viajes y basket, he llegado a conocer un magnífico documental sobre la vida de Bob Dylan. Aunque los grupos que le llegan a Don Colman suelen ser del todo desconocidos para mí y no engancharme a primera vista, reconozco en él un gran sentido y sensibilidad por la música. Me fío de sus recomendaciones. Del caserío me fío y así he conocido por ejemplo a Chano Domínguez, Ojos de Brujo, Neil Young, y otros tipos que ha ido nombrando por descuido y a los cuales he ido echando a mi buchaca musical. Luego hay otros que no conoce ni su padre y que son de una vertiente que él practica con su grupo que se llama Power Pop y que es muy particular. A estos suelo no escucharlos.

Pues bien, viendo el documental “No direction home” he disfrutado mucho. Es un documental tipo americano en el que un gran número de grandes personajes hablan en tiempos diferentes y, según la acción del documental, aparecen y desaparecen. Es un estilo muy profesional porque no se hace nada pesado y parece que todo el mundo está coordinado. No lo está ni mucho menos pero es que sucede que se habla mucho de las mismas cosas y se puede agrupar para no aburrir.

Uno de los personajes que aparece es Pete Seeger al que no conocía ni por asomo antes. Este señor, el cual canta con músicos negros para apoyar su desesperada lucha por los derechos civiles, señala que en la música Folk en la que se sumerge Dylan se encuentra la actividad que realiza toda organización: Aprender bien lo realizado con anterioridad y adaptarlo a los tiempos actuales. Sin más. El cantante del Mid West echó a andar millas porque no sentía que tuviera hogar. En el camino se sumergió en la música tradicional de la gente que encontraba. Su camino, su afán de ser estrella y su sensibilidad le hicieron capaz de asimilar lo que toda una generación sentía en aquellos años.

Cuando veo las imágenes del documental donde Dylan reconoce que no sabía bien lo que significaba su composición, creo que este tipo era un auténtico receptor de culturas que supo articularlas.

Me ha molado mucho el doc. Creo que la espiritualidad sigue viva y que la necesitamos. La busco y la encontraré por mis huevos como consiguió este pájaro bajito con voz viva y cambiante.

En foto de abajo aparezco haciendo una inmersión en el mar en busca de esa espiritualidad sin encontrarla y por lo tanto subiendo de nuevo a la superficie (me ahogaba). En confianza os comento que una sepia de por ahí abajo me dijo que la espiritualidad también reside por arriba, con menor densidad, más fácil de compartir.

domingo, 13 de julio de 2008

Regreso a la inocencia

Desde esta emisora que escribo, las ondas radiadas llevan una frecuencia variable. Del día en el que uno se encuentre así dependen sus picos y valles, su escarpada subida, su suave ola del mar de fondo o su absoluta pared vertical; así sus vertiginosas caídas o el caer taciturno de quien baja el collado que une pequeñas cimas verdes, aquí desfiladas, allí casi llanas. Las ondas nunca paran de subir y de bajar.

Es este vaivén saltimbanqui el que hace imposible el tedio, el que saca de la imaginación el tan habitualmente conjurado aburrimiento. Lo desconozco. En mi familia sólo lo conocen los niños. Los pobres dependen de sus padres para muchas cosas. Se aburren también por tener una inabarcable ilusión y vivir sólo de ella. Las rutinas son para ellos algo desconocido y jamás honorable. Para quien no hace mucho que dejó la adolescencia el encontrar tareas cotidianas que impregnen de utilidad el día y que hagan crecer el futuro bien vale una misa.

La causa mayor de esta falta de aburrimiento son los vacíos y los amores. Grandes picos y grandes valles. Fértiles y causantes de canas infantiles. Así estamos paridos. ¿Será cierto eso de que el estado sereno se alcanza en la vejez? ¿Le puede decir algún joven a los viejos que eso es un valor importante? Que lo sepan todos los ancianos que medianamente se sientan serenos.

El otro día estuve visitando a un familiar en una residencia de la tercera edad. En el salón del tercer piso, una zona amplia y sin mucho detalle, encontré una conversación deliciosa entre tres mujeres. El alzheimer y la sordera también participaban pero no eran obstáculo para observar la belleza de los que realmente se acompañan, sin más ambición que la compañía. Los cuerpos vivos se alegraban por estarlo, por ver gente joven, por recibir. Su alegría era patente y tan sincera que me hizo pensar que la inocencia se puede recuperar sin llevarse en consecuencia grandes golpes.

martes, 8 de julio de 2008

Mares interiores

Decir que lo mejor del mundo es lo que se tiene en casa y denostar el resto es ser un pelín paleto y tener cortas las miras, a mi entender. Sin embargo, es constructivo para el alma y es lícito universalmente el destacar lo bueno que se tiene en casa. Hacer de ello un apunte en nuestra rutina cosmopolita nos hace volar con las ilusiones que despiertan los viajes. Esos viajes que llamaba Jamiroquai, travelling without moving.

En los cuadros de Velazquez se vislumbran unos cielos madrileños tremendamente amplios y acogedores. Cielos que siempre encuentro en las ciudades que no tienen mar como Berlín, París o Roma. En estos sitios, la gente tiene la misma necesidad de volcar sus ilusiones en el paisaje como le ocurre a los habitantes de los lugares costeros. El cielo no es un paisaje inmune a lo que desde abajo le impregna el aire de los que lo insuflan. Se mantiene en vivo sólo por esos humildes seres que lo respiran. Pienso que el cielo de Madrid es el mar que nos rodea y a donde tantos vecinos vuelcan en los atardeceres y en las madrugadas las ilusiones robadas, las ausencias y también, como no, los grandes sueños y los planes por llegar, los seres que comparten con algunos sus sueños sin su cuerpo, los echares de menos, los posibles y futuribles, los propósitos de gran calado y a los ángeles que nos ayudan a soñar y a vivir con sueño.

En esta ciudad en verano hace un calor pesado en los ratos de ocio y las piscinas municipales son discotecas acuáticas de moda con todo tipo de especies. Un mundo demasiado social a mi entender. Estoy descubriendo cada verano lo impresionante que puede ser hacer una excursión a los mares interiores que nos rodean.

Nadar en agua dulce, saltando de una costa llena de arbustos de hermosa fragancia y afilada piedra es una sensación totalmente caribeña con un mesetario-style. El agua no tiene fondo o se prefiere ignorar porque todo el mundo desconoce lo que oculta y es demasiado complejo para investigarlo. El misterio de las profundidades del pantano siempre llama a no permanecer mucho tiempo en remojo. La gente se aparta poco de la orilla. La sensación de refresco es inigualable y si uno se lleva vino y queso y demás surtido, puede resultar el día propio de quien se olvida humano.

Una única pega le pongo a toda esta propuesta celeste: el atasco de vuelta. Pero hombre, no íbamos a olvidarnos de que venimos de la ciudad. De sus humos oscuros y de la obligación de hacernos un mundo propio capaz de soportar estas ligeras tensiones tediosas como la del embotellamiento. Que sea sólo para disfrutar el día.


martes, 17 de junio de 2008

Paris, Texas

Tengo un buen amigo minotaurico al que en estos días estamos despidiendo. Ha decidido marcharse a Texas en busca de sus ilusiones más profundas. Va a cruzar el charco tras su amor. Una mulata tremenda, también por dentro, que se llama Miriam. Lo entiendo bien. Comulgo con sus sueños. Admiro su valor de dejar sus seguridades ibéricas por el tema que verdaderamente llena, la única cura a la locura. Se ha dado cuenta de lo que vale y va a por ello. Cojonudo.

Es posible que se lleve una hostia. Lo sabe. Estamos mayores pero también por eso no tenemos mucho que perder. En Madrid siempre tendrá una casa.

Hay una poesía de Luis Cernuda que no tengo más remedio que reproducir aquí con permiso de los hijos y viudas del poeta. Que no se preocupen que no van a perder mucha pasta a través de los libros que hubieran vendido de los lectores del blog. Refiere a la importancia de entregarse a la aventura y sirve para cuando uno está lejos del hogar con morriña. Que recuerde lo partido que se puede estar incluso en casa. No anima a no regresar nunca como podría leerse en sentido literal, si no a volver cuando verdaderamente se tenga una razón, al igual que se marcha uno tan lejos.


PEREGRINO
¿Volver? Vuelva el que tenga,
Tras largos años, tras un largo viaje,
Cansancio del camino y la codicia
De su tierra, su casa, sus amigos,
Del amor que al regreso fiel le espere.
Mas, ¿tú? ¿Volver?
Regresar no piensas,
Sino seguir libre adelante,
Disponible por siempre, mozo o viejo,
Sin hijo que te busque, como a Ulises,
Sin Ítaca que aguarde y sin Penélope.
Sigue, sigue adelante y no regreses,
Fiel hasta el fin del camino y tu vida,
No eches de menos un destino más fácil,
Tus pies sobre la tierra antes no hollada,
Tus ojos frente a lo antes nunca visto.


¡Buen camino Gonzalo! No creas tener muy cerca lo de aquí cuando allí extraño te sientas. Siamo soli. Siamo qui!


lunes, 9 de junio de 2008

En bici por Madrid



En los descensos, por la noche en Madrid por las calles anchas, cuesta abajo, encima de la bici se siente una especie de teletransporte tipo star-trek porque se rueda con ningún esfuerzo. Se avanza a una velocidad alta sin mover un músculo con lo que se tienen fuerzas para echar un buen vistazo a la ciudad, a sus millones de diferencias, matices, lombrices, gatos y perros. La luz es más que suficiente y ningún otro ser causa presión sobre nuestro ritmo. Observamos la ciudad vacía y llena, generosa, abierta, potencialmente feliz.

Al llegar este tiempo de verano, el ciclo es un medio de transporte idóneo para la ciudad. Es cierto que hay que bajar a lo mejor el nivel de exigencia del atuendo que uno lleve y es cierto también que puede sudarse algo en las cuestas arribas madrileñas pero ay amigos, cuan joven uno llega a ser encima de una bici para moverse libremente por la ciudad.

Las mañanas de los días de trabajo son más bellas cuando atravieso en mi camino los prados y los pinos de la casa de campo. La rivera del manzanares estancado por donde circula el anillo verde no es el Danubio en su parte más crecida pero es suficiente para tener a los coches y camiones bien lejos de allí. Su presencia conjunta en la calzada más que peligrosa es fatigante por la atención que demandan para no atropellarnos. De todas formas, cada vez los tengo más en cuenta y en el próximo debate voy a defender a los conductores de coches porque me respetan muchísimo por lo general y por la cara de aburridos que se les queda en los atascos bajo tierra que generan las nuevas obras de la M30, que Dios las tenga en su gloria cuando terminen el prometido ajardinamiento del antigua anillo soterrado.


La operación bikini también se monta en bici. Si uno utiliza el ciclo para moverse por Madrid en breve tiempo tiene unas patas tipo Elsa PATAky. Si continúa y muy lentamente la panza también se lo agradecerá por medio de una despedida a la francesa: sólo con huevos y a lo mejor un poco de jamón de Cork.

lunes, 2 de junio de 2008

El dolor (de cabeza)







Me acompaña, es cercano y frecuente. Intenso, molesto, notorio es poco. Es una sensación fosforita. Pulso eléctrico y timbre altísimo.

El dolor de cabeza es una constante en mi vida. Cuando menos lo espero, acude presto y raudo. Fiel colega de aventuras, lo he llevado siempre. Dicen los que saben de esto (que por cierto saben muy poco, como en todo lo relativo a la cabeza o al sistema nervioso) que los factores de riesgo son la falta de sueño, los nervios, el consumo de alcohol o algún otro estimulante, el estrés o la falta de una alimentación equilibrada además de por supuesto el componente genético o hereditario. Cumplo todos y cada uno de estos factores como si de una lista de la compra fuera. Voy con el carro por el súper y mi chaval va tachando con facilidad lo que me queda por comprar.

De esta experiencia intensa, se pueden sacar bastantes aprendizajes aparte de las malas leches o los victimismos correspondientes. El dolor es algo que debemos controlar, una alarma del sistema nervioso, propia de algún problema de nuestro cuerpo. Algo no está funcionando como debiera hacerlo. “Ponga remedio a ello o le estaré jodiendo un rato” parece decirnos la centralita de alarmas. “Resetea, Paco” le dice mucha gente a través de la ingesta desproporcionada de analgésicos o de antinflamatorios.

Soportarlo no es sencillo. Tomo pastillas cuando la cosa se pone fea. Tomo las de Villadiego cuando su intensidad aumenta y se superpone a la percepción del entorno. Aún dándome cuenta de que uno puede entender el dolor como algo tan simple como una alarma de un coche, no se puede obviar que impide un ritmo armónico. La alarma comienza a marcar una huella que empiezo a reconocer y que me lleva a cambiar los hábitos para disminuir la frecuencia y la intensidad de los ataques. Manda huevos que esto lo haga yo a los treinta y dos. El hombre y sobre todo juanito banana es un animal que se tropieza tropecientas veces con la misma piedra.

¿Puedo no beber cuando salgo por la noche?
¿Puedo dormir mis horas?
¿Puedo tomarme las cosas con más calma?
¿Puedo no preocuparme demasiado por los asuntos diarios?

Por supuesto que puedo pero es que, oigan, no siempre me da la gana. No iba a convertirme en una vieja alemana a estas alturas de la peli.

Parece por tanto que el dolor forma una parte imprescindible de la vida y habrá que saber convivir con él. Reduciendo su campo de acción a lo que su peso marca en la balanza con la que hoy me despierto y en la que (uy, me cachis!) parece que no he adelgazado todo lo que debería.

domingo, 25 de mayo de 2008

La competición

No es el todo pero está ahí. Forma parte de nosotros y de nuestra naturaleza, esto es innegable. Nos lleva de la satisfacción de la conquista a la ruina de la derrota. Nos acompaña. Hace posible el avance de las posturas por encima de los niveles mínimos de satisfacción. Moviliza. Dinamiza.

Parece que no preocupa, es una guerra fría. Sí, a veces lo hace. El embate da vida. Más que la posición final, las jugadas que acarrea esta competición. Muchas veces, también, no gusta nada. Sufrimos con las derrotas o en las pequeñas triquiñuelas del contrario, que no lo aguantas en esos momentos aunque ese contrario sea tu mejor amigo o tu novia o incluso tu padre. No es bueno estar acostumbrado, envilece. Hay que mantener el tipo, seguir adelante. Mostrar seguridad, calma en el trote a caballo de batalla.

Una noche de copas, varios amigos, una sola chica guapa. Sonrisas y cortejos acompañan la lidia. Lo que podría ser precioso, conocer a alguien y tratar de hacerlo con calma, se convierte en un juego del ratón y el gato.

Puede apenar la derrota del adversario cercano cuando de ligar hablamos porque ligar no es del todo una competición. Es poner en juego sentimientos también. Es más complejo que una partida de basket.

En los deportes la competi no se puede dejar a un lado, inyecta la fuerza, estimula la respiración ahogada.

En el trabajo es sano promoverla hasta cierto punto. Conviene participar de alguna forma. Ser consciente de nuestra naturaleza jugadora. Si la olvidamos, es posible que nos convirtamos en funcionetas ventanilla o en criticones horrendos, exacerbados.

He perdido esta partida y estoy jodido. ¿Te apuntas a otra?

lunes, 19 de mayo de 2008

Vivir fuera


A lo largo de la historia siempre ha habido migraciones. Gentes que, por diferentes motivos, deciden cambiar el lugar de residencia y el entorno social que conocen. Por la gente que yo he conocido, se ve que el cambio se hace sólo porque se huye de una situación no muy agradable, porque el emigrante se ilusiona pensando que va a mejorar sustancialmente su situación económica o personal a través de una gran experiencia como un buen trabajo, una buena formación o el deseado amor verdadero.

Estas migraciones se han dado, como cuenta la historia, desde la existencia de la vida sobre la tierra. Son propias de todas las clases sociales y no hay país alguno que no las reciba o emita. La cultura que representamos todos nosotros es fruto de esa mezcla entre civilizaciones. Una sociedad sana es aquella permeable y abierta al paso de emigrantes, con una capacidad relativa de absorción, de empape.

Esa capacidad de absorción es extensiva a lo puramente funcional porque integrar no significa favorecer a la gente, simplemente prestar los mismos medios que requería España para el crecimiento económico que vivía. El estado español, está ahora re-estructurándose para acoger a tanta gente que ha venido de afuera, sin desvirtuar la calidad. Creo que no lo ha hecho mal en estos más de diez años que llevamos recibiendo extranjeros de forma masiva. El aluvión de gente ha obligado a la administración a mejorar sus procedimientos. Al que piense que por culpa de los inmigrantes son ahora peores que antes por favor haga memoria de los servicios públicos de hace diez años. Aún con todo, la mejora debe continuar y sobre todo la justicia. Es el momento de ponerse de acuerdo en ello, señores políticos. Si de paso algún héroe (tipo el que ha metido en el trullo a los de Coslada) se propone equilibrar el convenio laboral de los trabajadores públicos con los privados pues a lo mejor ya dejaremos atrás el africanismo y al paquete franco. Si se equilibra un poco más esto quizás no le quede ninguna excusa a quien pretende privatizar la salud o la educación. Y ya se me ha ido la olla del tema que planteaba. Vuelvo ya en el siguiente párrafo, me cachis.

Cerca de mí hay personas que vienen de otros lugares. También conozco gente próxima que ha decidido marcharse a otro país. Con los que vienen y con los que van, viaja mi espíritu. En los libros de los grandes aventureros he vivido grandes pasiones. Puede que algún día estas ganas y estos anhelos se hagan realidad. El salto, como ya he dicho, vendrá con alguna ilusión concreta. Mentando el dicho obrero: Si hay que ir se va, pero ir pa ná es tontería.

Adjunto un vídeo de The Cramberries, Ridiculous thoughts del album No need to Argue, posterior a To the Faithful Departed. La escuché en un bar gallego el pasado jueves, mientras el camarero filipino hacía play-back.

lunes, 12 de mayo de 2008

Retorno al mamoneo



Aquí vuelvo, no os habéis librado de mí aún. He estado fuera de vacaciones y me he cambiado de casa a una donde no hay casi Internet. Digo casi porque las ondas marcianas que cojo para conectarme son del todo escasas. Algún recién casado despistado supongo, el resto todo con claves. Me temo que debo contratar con algún gigante.

Primero y por el episodio de Zaplana y muchos otros opto por hablar con ONO (en adelante coño). Tras hacerme una oferta estrella y exprimirles para que me regalen el router Wi-fi, me hago el contrato con ellos. Al mes, cuando telefónica ha quitado la oferta de alta gratis me llama una simpática operadora de COÑO y me dice que no tienen cobertura en mi zona hasta dentro de tres meses. Rompo el contrato con COÑO y me dispongo a apoquinar los cien louros que cobra TIMOFÓNICA por darme de alta.

No me resisto, son gigantes. Sigo buscando la forma de abaratar su factura. Es ilusionante.

El resto del comienzo de la nueva casa lo estoy viviendo con verdadera ilusión. Mi madre es incluso mamá y me ayuda mucho. Con calma, sin pausa tampoco, estoy redecorando mi vida. Llenando espacios que identifico vacantes.

El viaje de vacaciones lo hice en un crucero tipo Love Boat pero más cutre porque era italiano y los italianos son marchosos, gritones y sacacuartos. Tienen estilo sin embargo. Las italianas son guapas y sin embargo difíciles de entrar, máxime cuando son todo parejas o menores de edad, a las cuales ni aún con las leyes del mar son accesibles. Hay por otro lado un océano a tu disposición para pensar las cosas, un mar para sentirlas. He visitado muchas ruinas y he hecho el tonto con las actividades disponibles pero sobre todo a lo que me he dedicado ha sido a disfrutar del contacto de mi familia con la cual me siento afortunado y muy dichoso cuanto más mayor me hago. Esencial la dosificación.

Adjunto una foto del Costa Serena, un barco que desplaza más de 100.000 toneladas y se queda tan pancho. Para mí visitarlo, fijándome en su terminación, ha sido una de las visitas más interesantes del viaje. Construir o gobernar un buque así no es tarea ni de una ni de dos personas, no se hace en una mañana y permite errores porque es una concepción humana. Aún con todo, se sentía uno estupendamente en la nave cuando el movimiento de sus 3500 ocupantes estaba medianamente coordinado.

jueves, 24 de abril de 2008

El sueño reparador


Ayer regresaba de Valencia en avión mientras soñaba. Suelo despertarme muy temprano para coger el avión de ida. Sobre las cinco de la mañana. Cuando llego allí, comienzo una larga reunión de obra contra intereses opuestos al mío. Sus artes y las mías danzan alrededor del fuego eterno. Elaboramos un juego sin puntuación. Es la única forma de construir algo. Luchas, cesiones, nada de acuerdos, se miente. Cuando termina esa reunión, hacemos una visita por el hospital. Tomo fotos, respondo preguntas, ignoro algunas respuestas. Las apunto para contestar posteriormente, desde Madrid, apoyándome en experimentados técnicos. Los de la obra buscan mi inseguridad para apoyar sus ideas. Seguimos la visita. Remarco los plazos. Con alguno me siento libre para bromear. Son chicos y chicas de obra. Salen del tajo a las tantas, van al hotel y duermen. Aquí y en Argelia es lo mismo. Feriantes, colonos, homeless. Interesante contacto sin embargo.

Tras la visita comemos juntos algunos. Copiosa. Al principio invitaba la constructora. Ahora que hay guerrilla, paga la dieta. Tomamos pan, postre y vino. Tras esto salgo corriendo para coger el avión. Cuando me siento en el deseado asiento de la salida de emergencia, quedo inmediatamente dormido. Duermo profundamente.

Como decía, mientras dormía ayer en el avión, tuve un sueño precioso. Estuve recordando la belleza tan grande que he conocido. No eché de menos, simplemente recordé los rasgos físicos de la belleza que he hecho mía. El sueño fue absolutamente ligero, reconfortante, reparador. Mientras dormía podía sentirme tranquilo entre los dos pasajeros que había a mi lado. Un amante a muerte del sodoku y un informático ya mayorcito que parecía encantado todavía con las revistas de sistemas. Mientras soñaba todo era bastante fácil de asimilar. Al ir acercándonos a Madrid, el sueño se turbó con la sensación de cercanía del aterrizaje. Cuando estoy durmiendo en avión, el aterrizaje por sorpresa me causa una impresión tremenda. También algún ascensor. Entendí entonces mi desconfianza al vacío, mi miedo a morir desde que conozco lo que es perder la belleza sin haberlo elegido.

A la vez y desde ese día me siento menos raro, consciente y orgulloso, al darme cuenta de que no tengo pareja.

martes, 15 de abril de 2008

Agentes de contabilidad


El pasado viernes estuve intentando aparcar por el distrito de Salamanca durante casi media hora. Me costó un verdadero esfuerzo porque no había plazas. Además, los dos aparcamientos privados en los que suelo aparcar en esa zona estaban completos. Ante este impedimento y siendo las 19.30 aparqué un tercio del coche en zona de carga y descarga. Me equivoqué y puse tiquet verde de 1,8 euros aún siendo zona azul. Pelele pero pensaba que eso a los topos les gustaba. Nanai. Cuando a las 22 horas regresé al coche tenía calzada en el parabrisas una multa de 180 euros, treinta talegos. Me cagué en su puta madre. Entiéndase por su al topo en cuestión y al político que marca las tasas.

Vamos a europeizarnos a hostias, estará pensando Gallardón. O no, a lo mejor está pensando que el derroche y el endeudamiento inconsciente que practica lo tenemos que compartir todos los madrileños. Estoy realmente cabreado y antes de utilizar la rebelión civil de algún amigo mío, voy a intentar acallar la guerra mofándome de los agentes de movilidad que son los últimos monos de este desconcierto. Son gente informe y uniformada que cree poseer la autoridad. Son fantoches chandaleros que tienen mucho peligro. Antes de cagarme en Madrid por culpa de régimen de terror impuesto en las aceras, voy a describir brevemente un par de episodios con estos fosforitos amagos de guardia urbano, chavales medio maderos que contentan la conciencia olvidada de sus padres:

El primer episodio aconteció en la plaza de Colón, a cosa así de las diez de un día entre semana cualquiera de invierno. Toda la castellana estaba parada y el agente de movilidad del semáforo dirección sur se negaba a dejar pasar a nadie aún cuando el semáforo estaba verde. Como el tiempo pasaba la gente de las filas lejanas empezó a pitar. El agente miraba a los coches y se dirigía a ellos enfervorecidamente. Los afortunados moteros de la primera fila pudimos escuchar las sandeces que decía:

- Pitad, pitad. Vais a joderos un disco más por haber pitado tanto.
- PIIIIIII PIIIIIII
- No me importa que pitéis -repetía- os váis a quedar otro turnito más.
- PIIIIIIIIIIIIII
- ¿Más pitadas? Más turnitos.

En sus ojos había cierto color encendido. El gilipollas se había tomado el atasco a lo personal. En esto un motero más despierto le propuso que dejara pasar a las motos. El agente chalado no oyó esto sino cualquier otra cosa y le respondió:

- Estos que pitan son los que causan que os quedéis parados otroooo turnito más.
- Ah, estos, estos son gilipollas, ni caso hombre. El inteligente motero le apuntó.
- Te has echado el rollo. Por eso que has dicho vais a pasar en el siguiente sólo las motos.
En el siguiente semáforo nos dejó pasar a las motos y yo me iba partiendo la polla de tan sonada voladura.


El otro episodio de movilidad ocurrió el pasado sábado en la vorágine que se monta en Gran Vía los sábados por la tarde. No sé como pero acabé allí comprando una gilipollez y me comí el coche. En un semáforo de Callao estaba un agente de movilidad que por echar la bronca de una nimiedad a un coche (y por supuesto multarle), causó un mucho peor atasco. Cuando hubo terminado de apuntar los datos se lanzó al paso de cebra más cercano para dejar pasar a los coches que querían desviarse por ahí. En ese paso de cebra había muchísimos peatones compradores circulando sin importarles lo más mínimo la circulación vial. El agente bajo el brazo en la acera para hacer el signo de parar a los coches pero dirigido a los peatones. Le dio a un par de subsaharianos en la cabeza mientras apretaba el silbato (los negros salieron corriendo por si les estuviera deteniendo con esa extraña estrategia) y tardó alrededor de un minuto en hacer entender a la gente que debía ceder el paso a los coches.

Bueno, tras esta descarga, para compensar o recuperar la conciencia de cura que me ha impuesto la infancia diré que ojala pronto el manzanares tenga rivera y pueda usarla gracias al faraón. También entenderé el estrés del agente y me diré que cobran muy poco para la poca formación que reciben y la tarea de mierda que pueden tener encomendada. Pero, por favor, bajen las multas o que las paguen sólo los constructores.

miércoles, 9 de abril de 2008

El notario

El notario da fe. Nos certifica que dos intereses llegan a un acuerdo. Para que luego ninguno pueda decir que el otro no presentó eso o que eso no era así. No hay esos, sólo estos en el notario. Tienen que ser don algo. Tienen la mayoría su notaría en enormes pisos lujosos de barrios nobles y aburridos como son el barrio de Salamanca o Chamberí. Al andar sobre el piso de esos suelos, la mayoría de madera, el parquet chirría como si despertaras manadas de murciélagos con tus pasos. Hasta Botín tiene que ir a esos lugares y pasar por su autoridad. Son lo más próximo que queda de la presencia de la corona. Se delega en ellos la credibilidad del estado.

Son aburridos. No bromean. Suelen tener la mano fría. Han estudiado mucho para no aplicar nada. Nadie tiene confianza con ellos. En las notarías hay subalternos que matan los seis toros pero no se llevan nunca orejas. Tienen la mayoría de estos primeros de la cuadrilla avanzada edad ya. Son complacientes y servidores sumisos del notario. En muchas oficinas nos encontramos con este tipo de servil y mansa mano derecha del jefe. Suelen estar mal recompensados. Sólo con dinero. No están del lado del empleado y tampoco del dueño. Son pelotas.

En la notaría nos encontramos con todo tipo de gente. Mucha con pasta, los cuales van más a menudo. También muchos que van poco pero con más ilusión e incluso asustados. La gente se viste para ir al notario. Hoy había una chica muy guapa de un banco que seguramente vaya todos los días porque supongo que habrá gente muy acostumbrada a ir a las notarías de seguido. Imagino los colaboradores del gran pocero, por ejemplo.

Hoy en el notario, he notado su mirada. Notoria ha sido la mía. No ha dado nadie fe de ella. Nadie podría nunca darla. Eso no lo asegura el estado.

lunes, 31 de marzo de 2008

¿En qué piensan los animales?




En satisfacer sus necesidades básicas. En eso no se diferencian mucho de nosotros. Lo que diferencia a unos y a otros es la capacidad que tenemos de interactuar con nuestro entorno para cubrir esas necesidades.

En el mes de marzo, la revista National Geographic publica un interesante reportaje sobre las capacidades cognitivas de los animales. Varios científicos de todo el mundo son entrevistados. Se hace una presentación de las principales experiencias que se llevan a cabo con animales en este campo.

Aparece un loro, Alex, que es estudiado por una mujer que recae constantemente en la transferencia entre el loro y ella. Le pone palabras en su boca e interactúa como hacen necesariamente las madres con sus hijos, porque no hablan. El caso es que esa experiencia que es la primera no me gusta mucho.

Sin embargo, el artículo continúa con unas fotos tremendas de Vincent J. Musi que podéis observar en http://ngm.nationalgeographic.com/2008/03/animal-minds/musi-photography y el artículo en sí en la página de noticias de Aurora Photos: http://news.auroraphotos.com/?p=356

En general nos habla de unas formas de vida con una evolución diferente a la nuestra. Remarca la importancia del entorno y de la constitución física de los mismos. Es interesante ver que no sólo nosotros tenemos una inteligencia determinada como correcta porque a un pulpo poco le valen nuestras habilidades lingüísticas debajo del agua y a nosotros echar tinta por algún hueco no nos favorece mucho que digamos.

Me ha enternecido la calidad de las fotografías. Me ha gustado ver que hay científicos que estudian cómo aprenden los animales que tienen una limitación de partida, por ejemplo la urraca (que cambia el escondite de su comida si otra urraca la ve esconderla, cuando la otra urraca se ha marchado) tiene el cerebro del tamaño de una nuez. La limitación se refiere en comparación al tamaño del cerebro de un simio o de un delfín. Lindo es que ahora no se estudie otras formas de pensamiento como menores o “dulces” si no solamente como diferentes. Entender esa diferencia es la base del respeto.

Me anima saber que ése es el camino que emprende la ciencia ahora. Hacer un esfuerzo por comprender la diferencia es hacer un mayor esfuerzo. A la hora de convivir con personas con limitaciones psicomotrices o a la hora de compartir el hábitat con otros formas de vida, nos hace más humanos.

Esa sí es una forma de aprovechar el sobrante de cerebro que nos queda a los grandes simios tras satisfacer las necesidades básicas. Hmmm…se me ocurren otros.

PS. Me ha tocado la fibra especialmente la fotografía del pulpo. En el pie de foto dice: JB. Pulpo gigante del Pacífico. Tiene personalidad propia, usa herramientas, reconoce individuos. Acuario Nacional de Baltimore, Maryland. Los pulpos pueden tapar con piedras la entrada de su madriguera o divertirse disparando agua a botellas de plástico (el primer comportamiento lúdico observado en invertebrados) y al personal del laboratorio. Puede que incluso expresen emociones básicas cambiando de color, dice Roland Anderson, del Acuario de Seattle.

domingo, 23 de marzo de 2008

Santificarás las fiestas

¡Alabado sea Dios! La Pascua religiosa nos ha traído otras vacaciones. Volviendo en avión de las mismas me ofrece una linda azafata el Herald Tribune. Es éste un periódico de esos grandes en los que hay que hacer un planteamiento previo sobre su estructura para no acabar con la hoja de economía detrás de la de citas y antes de la del tiempo. Para los lectores de los periódicos españoles puede resultar complejo. Sin embargo, la forma en la que escribe sus artículos es mucho más clara que la de El País, el ABC o El Mundo. Como el periodista no suele estar especializado en el tema del que trata, al igual que el lector, hacen para cada tema una buena introducción que sitúa la acción mucha más próxima. Sea mi impresión personal de la primera vez que lo leo o sea porque es extranjero y no lo aprecio pero creo que la introducción es algo en lo que intentan ser bastante imparciales, no así el análisis. En los diarios españoles no se le puede hacer pensar al lector en ningún momento que no es un experto en lo que se habla, no se le toque el orgullo, no. Esto ocurre como consecuencia de que los periodistas son también expertos en todas las materias tratadas. Vale.



Un artículo me llama la atención. Por lo visto hay un político holandés que se llama Geert Wilders, el cual sobresale con su aspecto y con sus palabras. No pasa desapercibido y toca los cojones. Tiene un pelo teñido de rubio platino y no ha parado de gritar a los cuatro vientos que los fundamentalistas árabes son algo que hay que combatir desde los países democráticos. Grita tanto que ha tenido que dejar la vida política y ocultarse obligado por las fuerzas de seguridad de holanda ante las amenazas recibidas por los mismos de siempre. Para acabar de arreglarlo, recientemente ha realizado una película muy crítica con el tema que, por lo visto, no la quiere proyectar ni el tato. Tiene muchas críticas por su extremismo y por las consecuencias que sus palabras pueden tener para los holandeses fuera y dentro de sus fronteras. Tiene también apoyo entre el electorado. Ignoro sus otros planteamientos políticos.

Seguramente este hombre se haya extralimitado en sus declaraciones contra Mahoma y contra el Islam porque desde mi punto de vista la religión es consecuencia de sentimientos positivos y profundos del pueblo y como tal atacarlos puede ofender a quien tiene su fe como motor de vida. Ahora bien, estoy totalmente de acuerdo en su defensa de los valores democráticos contra aquellos que pretenden romperlo en lid de sus propios intereses. Es un escándalo el avance del fundamentalismo árabe que amenaza con los ojos tapados y a través de Internet. Es indignante que en pleno siglo XXI se retroceda hasta la edad media para las mujeres y para la gente que busca tener una educación o un entorno medianamente estable.



Aparte, vamos con la batalla contra el terror alternativa. ¡No vale invadir con tanques joder! No sea idiota señor Bush o mejor no sea listo. No vale así aunque dé votos y barriles. Publiquemos los abusos. Luchemos con la palabra por mantener lo que ha costado tantas vidas y tantos años en Europa: la democracia y la educación.

La mayor parte del Magreb es un descampado político. Es como un Tarancón gigante, el reino de Albacete de la democracia. La mitad de la población activa, las mujeres, no aporta fuerza productiva a las economías de esos países. Entre los gobernantes y los sistemas que dejaron nuestros gobiernos del colonialismo y los listos religiosos por los que controlan al pueblo uno se responde a lo que muchos se preguntan. ¿Cómo un pueblo que llegó a la península ibérica conociendo las tres dimensiones de representación gráfica y matemática cuando Europa lo conoció en el Renacimiento y que tenía una organización mucho más válida que la que en el siglo VIII tenían los ibéricos, ha podido quedarse estancado en el nivel de evolución?

La religión, amigos, déjenla para lo bueno. Alá se lo agradecerá.

domingo, 16 de marzo de 2008

LA CURA de la locura



El otro día estuve en el concierto que el grupo The Cure ofreció en Madrid. En el Palacio de los Deportes de Goya se congregaron miles y miles de personas, las cuales pululaban en los aledaños del palacio ya horas antes. Me encontré con cueros-telón hasta los tobillos, tacones metálicos tipo plataforma petrolífera exagerados, pinturas negras desoladoras en los rostros. Hay gente que grita al mundo una incomprensión apabullante. Quizás sólo piden singularidad. Me tomé un litro con mi amigo Sigi en la estatua de Dalí como paso previo al portal de las emociones que suele ser un concierto así. Abrimos de esta forma el cerrojo masculino. Bebimos entre la multitud de gente allí reunida mientras íbamos desengrasando las bisagras de nuestras profundidades. El frío de afuera, sin embargo, pudo con cualquier otro pulso y tuvimos que entrar en el estadio.

¡Qué bien lo han dejado, joder! Uno mea sin muchas colas y en lugares limpios. Uno bebe cerveza fría de la joroba ergonómica de jóvenes empleados de Mahou, los cuales son situados y movidos estratégicamente. Uno oye bien la música y ve bien el escenario siempre y cuando esté relativamente cerca porque es un estadio muy grande, eso sí. El aire exterior entra al recinto a través de modernas máquinas que lo facilitan. De esta forma, la sensación de interior desaparece y los antiguos humos y olores malignos dan ahora paso a un ambiente que podría estar próximo al hibernado aire libre. Además, la españolada de dejar pasar a la gente si hay butacas libres y nadie las reclama le hacen a uno amar mucho el sindiós característico y agradecer no haber gastado más de lo mínimo. Teníamos entradas del cuarto piso y nos sentamos en la primera fila de tribuna. ¿Durará mucho todo este rollo galáctico?

Robert Smith y sus chicos dieron un ejemplo de profesionalidad: buena música, buen sonido y tres horas a tope a los 49 años. Todo un crack. Un hombre que siempre ha parecido infantil por su aspecto enigmático y loco resulta ser un chico muy maduro que trabaja duro y con dedicación. Así lleva lo que lleva encima. Del concierto me gustó también darme cuenta de que todas las canciones son de amor. Podría decirse que han acertado con el nombre del grupo. El amor es la cura para la locura.

Es posible tener una voluntad firme de amar. Aún con nuestras malas experiencias del pasado, somos máquinas de amar y somos muy capaces. El amor, con sus muchas acepciones, es la única salida. Conocer, salir de uno mismo.

¿Es posible vivir sin amor? Déjenme que les responda a ello: No, sólo se sobrevive a duras penas. En el filo de la dignidad.

domingo, 9 de marzo de 2008

¡Qué risa tia Felisa!


Las chicas sonríen mucho más que los chicos. Esto es sobre todo más notorio según nos vamos haciendo mayores. Los hombres mayores sonríen con cuentagotas. Nos encontramos en una época en la que los sexos se miran con más respeto y tienden a igualarse en derechos y privilegios. Es por ello un buen momento para fijarse en las cosas que les funcionan a las chicas para apropiárnoslas. No todas las cosas, aclaro, apropiarse de las tetas para tocarlas fácilmente no sería una solución cómoda porque generaría algún que otro comentario inoportuno y además ocupan espacio. Además, tenemos otros miembros interesantes también, tremendamente útiles.

Pero sí puedo elegir la sonrisa porque es algo que quiero tomar de las costumbres del otro sexo. Veo que les funciona. Hay también hombres que dan muestra del buen resultado de la sonrisa. Tengo un amigo, Santi, que casi durante el setenta por ciento del tiempo sonríe y le va bien, de fenómenos. Me consta que no es camelo. Cuando está jodido lo dice. Mientras no.

Al final, sonreír es querer gustar, ni menos ni más. No es de tontos, es algo inteligente. Es una elección, una postura. Aquellos que piensen que es algo artificial o que hacerlo sin “tener ganas” puede ser falso, les diré que creo que nada producido por nosotros es artificial. De igual modo que la cara de duro, de mala hostia, de víctima o de inocente. Es igual de auténtico. Puede resultar que la sonrisa es un estado perfecto para la situación de stand-by, la situación de “no tengo entre manos ninguna putada importante que me haga estar jodido”. Elijo la sonrisa cuando pueda.

Dicen que la sonrisa ejercita muchos músculos de la cara. A lo mejor te estás haciendo un mini-maratón si te partes de risa. Y todo ello sin salir de casa ni llevar pantalones de atletismo tan ridículos. Es un ejercicio tipo Gym-body-8, los famosos electrodos de la tele que mediante una pequeña corriente eléctrica (la cual produce ciertos impulsos eléctricos en los músculos), se consigue adelgazar mientras uno se toma una pizza y un helado de vainilla viendo la tele.

En los EEUU también la frecuentan. Es contradictorio. Un país que lanza más misiles por el mundo que tuneladoras por el subsuelo madrileño Gallardón, es también un país que sonríe al desconocido. Así uno se siente bienvenido. ¿Son amables o inteligentes?.

También mis halagos a la sinceridad del que se siente jodido y no quiere sonreír. Es para mí muy bonito mostrar lo que se tiene. El más tonto del planeta es aquel que está jodido y sonríe a todo el mundo. Ay, no, perdón, ése es el segundo más tonto. El primero es el que se siente bien y le pone cara de perro al mundo entero.

martes, 4 de marzo de 2008

Nochevieja 1993

Hoy no tengo muchas fuerzas para escribir y mañana salgo a las 7 en avión a Valencia. Para alegrarme la noche, he visto el vídeo este que os adjunto y me he partido la caja. Se trata de un par de números de faemino y cansado en el año 1993. En ese año y milagrosamente, les dieron un programa entero de nochevieja. De unas cuantas horas con números como estos. Lo raro es que lo vio muy poca gente. Mantuvieron el tipo. Ahora Carlos Faemino creo que no trabaja más de una hora a la semana. “Es un genio” reconoce frecuentemente su socio Javier Cansado.

martes, 26 de febrero de 2008

Fumar: Memoria de soluciones fallidas

Hace ahora dos años que dejé de fumar. Leí un libro que me regaló mi madre un año antes: "Dejar de fumar es fácil si sabes como", de Allen Carr. Por aquel entonces trabajaba con un inglés bastate cabrón que se llamaba Ray Carr y cogí el libro al principio con un poco de tirria. También era el primer libro de autoayuda que leía. Un hombre autosuficiente como yo, por Dios. El caso es que el libro poco a poco me fue gustando. Insistía como una especie de disco rayado en los inexistentes beneficios que nos deparaba el tabaco, en las mentiras que nos habían vendido sobre su dudoso estilo y en los muchos perjuicios psicológicos, físicos y económicos que causaba. Era demoledor por lo repetitivo. Con este libro y con la ayuda de absolutamente todo mi entorno apoyándome no me resultó nada dificil dejarlo. Recuerdo como mi abuela y algún amigo alagaban la fuerza de voluntad. En ese momento, de veras, no fue tan dificil.

Durante este tiempo no he fumado ningún cigarrillo. Le he dado alguna calada a elementos auxiliares cuando he podido. Esos elementos auxiliares han sido puros, porros y puritos. No era alarmante porque en mi esquema mental no constituían tabaco en sí. Así de sencillo. Era curioso que al principio, durante los primeros meses, al dar alguna de esas caladas y acostarme, soñaba con que volvía a fumar decididamente y me sentía muy triste por no haberlo logrado. La sensación en el sueño era muy real. Tanto que al despertar y darme cuenta de que se trataba de un sueño sentía una alegría tremenda.

Ninguno de esos elementos auxiliares me sienta bien. Los puros y puritos tienen para mí un sabor de mierda. Los porros generalmente me aislan e impiden mi comunicación. Algo por lo que lucho cuerpo a cuerpo cada día. Ahora, pasados dos años en los que ya no tengo que demostrar nada a nadie, en el momento en el que teóricamente no tengo adicción a la nicotina es cuando más fuerte me resulta la tentación de coger un cigarrillo y fumarlo. Especialmente por la noche. No porque tenga incorporado a mi rutina fumar con copas, no. Es porque hay un programa que alguien hizo en ms.dos en mi cerebro y en el cual se leía;

C:\Ansiedad_solver
C:\Ansiedad solver>RUN Tabaco.exe

El tabaco como mecanismo falso pero realmente insertado en la mente. El tabaco como solución a algo intrínseco al ser humano. El jodío tabaco como llave para la ansiedad. Cuando dicen que los humanos somos muy inteligentes porque sabemos hablar y no nos cagamos encima me pregunto si de verdad se analiza lo profundamente borrica que es nuestra naturaleza. Fumar no me sienta bien pero por alguna extraña razón me apetece fumar cuando veo a alguien y siento nerviosismo. Robot total.

Lo positivo que saco de esto es salir del caso en concreto y abrir el zoom. Hay más cosas que me joden y hago mecánicamente. Hay muchas cosas que puedo desprogramar. Con esfuerzo, sí, pero con recompensa. También hay otras a las que dedico mi más sonada alabanza de resignación. Descubrir debilidades es una parte de este blog. No sólo para detenerlas sino para, como dice mi gurú Amparo, darles carta de naturaleza.

lunes, 18 de febrero de 2008

Esqui-mal


He visitado el pirineo aragonés este fin de semana. El objetivo del viaje era esquiar sábado y domingo en la estación de Formigal. Como compañeros de carretera unos amigos y muchos cacharros del equipamiento indispensable para practicar este deporte: botas lunares, largos esquies, abalorios contra el frio y un sinfin de complementos. Cuando me visto para entrar en pistas la imagen que me llega es la de los astronautas justo antes de entrar en la nave espacial con cara de gilipollas mientras caminan. También me invoca la de los caballeros andantes que marchaban a la batalla a meter mandobles y a jugarse la vida.

Siendo tan aparatoso y haciendo tanto frío como hace allí arriba, uno se pregunta por qué despierta tantas pasiones el famoso esquí. Se realiza impepinablemente en un entorno bello como lo es cualquier grupo de montañas enormes llenas de nieve. Esto gusta mucho pero no es suficiente porque la montaña está ahí aunque no deslices sobre la nieve y porque también parece un puñetero parque temático el invento de los remontes industriales y baretos cutres tipo Moncloaca. Además, me ha dicho mi primo que la foto de arriba no es ya real en España porque desde hace varios inviernos cada vez hay más calvas, y no precisamente alopécicas, en las pistas.
El punto de interés principal para mí es el riesgo que entraña ir a tanta pastillas montaña abajo con tan solo unos primitivos patines y tu juego de pesos corporales. El desafío de usar una técnica que cualquiera con bolsillo (gordos y delgados, jóvenes y viejos, pijos y tuneros) puede usar para poner en juego el equilibrio es interesante.

Uno siente que, como pasa a menudo de cerca, puede partirse una pierna o salir de pista y darse una buena galleta. Uno sabe de buena mano que la caída está ahí impérterrita a tus fallos y despistes. Pues bien, el saberse capaz de controlar esa situación, deslizarse a tanta velocidad sabiendo lo que puede suceder es lo que llama a la gente a las pistas. Ese sentido heroico y antígua causa común de salir con la armadura a dar palos a los bandarras que molestaban siquiera el honor de tu señor de turno. Modestamente, claro, que ya hay tele hasta en la China popular y entonces sabemos que el señor también orina y defeca.

Esto es lo que nos hace gastarnos tanta pastita fresca en la "auténtica gente de campo", esos inteligentísimos hombres y mujeres tan relajados y hospitalarios que nos acojen en sus humildes moradas. Lease casoplones, 4x4 de luxe y humores de perro como señal no única pero sí frecuente. Normal, la verdad. Es verdad que hay otras cosas complementarias y añadidas que aporta el campo cualquiera como es comer con hambre, dormir con sueño y beber con sed. Eso nos falta aunque parezca mentira que lo podamos añorar. Ay Mr. Gates, nos falta y no lo tiene windows ni con el service paquete rs.4,2.

PS. Hoy en la tele han puesto Rambo algo, creo que 3. Me he descojonado. Los muhaideen eran soldados santos que luchaban con su vida contra los rusos porque les habían quitado la tierra. Los tios eran bastante simpáticos y Rambo era una especie de consultor externo bondadoso que tenía mala leche cuando había que tenerla. A mí Stallone me cae bien porque inteligentemente no va de buen actor y porque no se mete en política confundiendo sus filmes. Aún así diré que esa consultoría externa americana le ha salido cara a medio planeta. Señores de la guerra, muéranse todos por favor.

martes, 12 de febrero de 2008

Entrar

El sábado por la tarde marché al cine con mi amigo Fabrizio. La gente no alcohólica es peor aún que los borrachos. La sesión de las ocho estaba a reventar, había mucha gente muy despierta. La expectación llegaba de la mano de la película que los hermanos Cohen estrenaban el pasado fin de semana con un Bardem galordonado internacionalmente.

Los cines Ideal guardan un ambiente curioso en su interior. En la cola de las palomitas me quedé muy sorprendido al presenciar una escena que puede ser de lo más corriente por las calles de cualquier ciudad. Justo detrás de nosotros, en la fila, se encontraba una chica joven de raza negra que además de vestir de forma muy moderna y tener una figura prodigiosa, al apartarse el brillante cabello que ocultaba su cara, aparecía una especia de sol de mediodia, una luz de astral que hacía al mortal caminante temer que los presagios se cumplieran e imaginar que allí mismo cayera el cielo sobre nuestras cabezas. Su belleza era mucho más interesante que cualquier película. Un señor mayor, de unos cincuenta años, con un bigote ligeramente cercano al de Miguel de la Cuadra Salcedo, situado detrás suyo en la cola, con toda la naturalidad del mundo comenzó el siguiente diálogo:

- ¿Qué película vas a ver?

(Silencio de la chica)

- ¿Vas a ver alguna película aquí?

(Aquí es cuando el Excel te da un error porque has puesto en la fórmula la casilla donde estás escribiendo)

- No, te preguntaba que qué película vas a ver. No te preocupes, yo ya he sacado mi entrada y no voy a cambiarme de sala aunque vayas a ver una película diferente a la mía.

- Déjeme en paz. No sé que le pasa a usted.

(En perfecto castellano. Respuesta contundente. Creo que o se sentía acorralada o está acostumbrada a estas lides)

- Lo que ocurre, guapa, es que los hombres normalmente decimos cosas graciosas a las chicas guapas, porqué tú eres una guapa, ¿Sabes?. La vida es así.

(Silencio masticable tipo chicle para dejar de fumar)

- ¿Estás sola?

- No, estoy con mi novio que está allí (señalando al fondo de la estancia) y va a venir ahora.

(Pausa masculina mínima y luego...)

- Me imagino que tu novio será un hombre simpático, ¿no? Sobre todo con un hombre mayor, con bigote.

ESPANTADA DEL BIGOTES.

Aluciné. Luego me dí cuenta de que a las chicas guapas les entran bastantes hombres por la calle. Es algo que los hombres no tenemos en cuenta pero sucede. Me lo ha contado alguna guapísima.A veces es divertido. Sobre todo si no es a tu chica o si tu chica tiene empaque.

"Entrar" a chicas es un desafío masculino habitual y también una necesidad. Es ahogador cuando el miedo al rechazo se siente. Es muy divertido cuando juegas, te interesa la otra persona y tienes verdaderamente ganas de adentrarte en el espeso bosque de la otra persona. No siendo por supuesto un proceso unilateral, a lo mejor, lograr follar consiste en eso, en tener verdaderas ganas y en personalizar la voluntad. Entonces tus facultades son óptimas. Si lo hacemos robóticamente te puedes encontrar con un telón de acero como se encontró el bigotes.

lunes, 4 de febrero de 2008

Erecciones generales



Se acercan las elecciones por el gobierno de España. Desde hace ya varios meses es bastante obvio en todos los medios de comunicación. No informan, promueven personas a través de la subjetivación de los datos. Resulta un poco incómodo para el que busca la noticia. Es difícil interpretar los datos porque ahora no son datos, son sólo números de dominó. Cada uno los ve o los quiere mover para que estén de su lado.

Entre tanto esfuerzo por movilizar opinión, observo como ha evolucionado mi sentido de observación político. Es un buen momento para hacer balance y ver qué caminos recorre cada uno en este momento. Jez y Siggi, un par de amigos extranjeros, se sorprenden al ver como aquí el voto es público y hay que tomar las papeletas a la vista de todo el mundo, las cabinas son sólo una opción. Según dicen, es sorprendente que un padre vaya a votar con la familia y condicione el voto de sus familiares.

Creo que las ideas políticas de los padres son muy influyentes en la mayoría de los hijos que no quieren contrariar a sus padres por otros motivos. Estas influencias marcan una raíz en el análisis político. Tras esto, cada uno comienza su camino y descubre donde se siente más agusto. En España este segundo camino es caminado, por desgracia, por pocas personas. Me encuentro con gente aferrada a una opción política sin ninguna gana de cuestionar las acciones o propuestas concretas de estas tendencias. De la papitis profunda que reina en este país se abren las sendas de las dos Españas. El machismo reinante que amenaza la familia hace que el acto de poner en duda las ideas paternas sea motivo de alta traición y desacredite por rebelde a cualquier crítico.

Hay dos tendencias claras. Aquí y en la China Popular, como dice Carot. Estas dos tendencias son presentadas en todas las partidas. Una puede venir de la raíz y otra de la experiencia propia. Abrir la mirada al análisis de los dos contrincantes siendo uno el que juzga se llama jugar y es de lo que trata cualquier embate. Jugar a tomarselo en serio pero sabiendo que no es más que eso, una lucha por sistema, una eterna discusión. El debate de la "gente experta" que aparece en televisión no es más que retórica. Empaque, buena planta y eficiencia en la ocurrencia vocal es lo que parece tener una opinión política definida. Nada de ser imparcial se pide. La gente en su mayoría no pide un periódico imparcial, ni mucho menos. La opinión está marcada y se debe demostrar con ingenio. Este ingenio es la clave de la batalla política. El ingenio se justifica fácilmente. Si en el discurso de Zapatero o de Rajoy se vé alguien representado con orgullo es de verdad una persona soñadora la que escucha. No es precisamente eso lo que nos ofrecen esta vez los líderes políticos. Tampoco hechos encomiables. Aún así yo tengo mi particularidad actual que voy a hacer real a través de mi voto, representándome a mi y a nadie más. Mi voto es importante porque me define aunque todo lo que mueva sea un juego. Ojalá pudiera yo tomarme la vida así, entendiendo la partida.

¿Quien va a esta mano?

jueves, 31 de enero de 2008

Hablar solo


En estos momentos me encuentro hablando solo. El diálogo interior no cesa. Cuando camino por la calle, al vestirme por la mañana, en el parking instantes antes de coger el coche, al probar si el agua de la ducha está suficientemente caliente, al salir del vestuario del polideportivo. Rara vez cuando hablo con alguien aunque quizás a veces sí. Nunca mientras escucho a alguien a no ser que ese alguien sea un taladro humano y tenga que evadirme, entonces llega. Cuando pienso algo, al elaborar un programa de acción, no tengo capacidad de hablar pero casi siempre podría decir que soy un charlatán interior.

Creo que todo el mundo habla solo. Exceptuando quien habla con los demás todo el rato, creo que todo el mundo habla bastante solo. Quizás los que callan cosas, los tímidos, introvertidos, esquizoides, miedicas y demás friquis que poblamos la tierra hablemos más con nosotros que los extrovertidos, orgullosos, competitivos, cotillas o histéricos.

Me gusta mucho cuando de repente, me encuentro con otra persona desconocida, o mejor aún conocida, que se encuentra hablando sola y al abrir una puerta se encuentra conmigo y la pillo. Son muy buenas también las pilladas en los coches, en las paradas de los semáforos o en el tráfico. Dentro de estos actores a lo mejor también se encuentra la gente que canta mientras porta un ipod o un mp3, la que baila en el metro. Mundos interiores.

La pregunta del millón de dolares es si hablamos con alguna otra persona o no. Hablar con un ausente creo por experiencia propia que nos lleva a darnos cuenta de la añoranza de un ser querido. Cuando esa persona es alguien de trato frecuente, este diálogo fantasma me indica la impotencia en el trato a una persona a la que se le pueden decir las cosas de alguna manera más fácil y con consecuencias menos catastróficas de las que creo que pueden suceder.

Hable con ella. Una idea genial.

lunes, 28 de enero de 2008

Los vecinos








El otro día fui invitado por mi primo Álvaro al concierto que el grupo portugués The Gift dio en el teatro del Círculo de Bellas Artes. Mi primo Álvaro suele tener muy buen gusto para la música y para la comida. Le sigo fielmente a sus propuestas y hasta ahora en todas las ocasiones bien ha acertado o por lo menos nos hemos tomado bastantes copas y nos hemos reído improvisadamente.



La sala tenía las entradas agotadas y había un bullicio en la puerta que anunciaba las ganas de los que bien conocían a la banda. Los mismos músicos habían tocado la noche anterior y también habían llenado el aforo. El publico vestía elegantemente, de forma intelectualoide. Gafas de pasta, rayas elegantes, negros suaves y brillantes, labios rojo carmesí y tez clara-inocente en las damas. Mucha tía buena y mucha clase media. Diríase que todos eran enteradillos del pop, gente inocentemente formada, no agresiva, con ganas de parecer inteligente, divertida como luego veremos. El teatro, al que nunca había ido, era acogedor por lo pequeño y bien construido. Amplio en su miniatura, con comodidad para los gigantescos como yo. Buena acústica aunque no sé si eso depende de la sala o de los técnicos que se lo curran. Imagino que las dos cosas. En cualquier caso buen sonido.



Lo que enseguida observé es que los conciertos sofisticados hoy en día son muy sofisticados en sus medios audiovisuales. Luces muy estudiadas y absolutamente dinámicas llenaban de luz y de vida un escenario que humeaba en una enorme gama de colores. Al subirse el telón todo el mundo estaba sentado. Ante mi temor a un concierto de cámara, fui advertido por mi primo del gradiente de ritmo al uso del grupo. Absolutamente creciente. En principio, no sólo gruñí al ver a la gente sentada, fue peor cuando vi al lado de cada instrumento un ordenador portátil. Soy de la vieja escuela, de cuando los ordenadores tenían pantallas verdes y de cuando nos daban por culo con sus sempiternos "fallos de sistema".



Ahora bien, los humanos aprendemos. Poco a poco pero aprendemos. Estos chavales cercanos aparecieron en escena con un manejo agradable y nada exagerado de sus instrumentos clásicos: guitarras y bajos , órganos de varios tipos justificados, una batería acorralada por un biombo de metacrilato, un medio mulato atlántico (de esos que se ven en Portugal y no sabe uno de donde llega) tocando lo que le venía en gana y por último el instrumento vocal personificado en una mujer poderosa y llena de bonitas detalles en su cuerpo, en su pelo, en la mirada que animaban al auditorio y a su banda, la cual se crecía con sus miradas. Era bastante grave la voz y a mí en un principio no me gustó tanto, luego me llevó a su lusitania natal y a sus bien entendidos sentimientos mostrados en las letras de un inglés portugués que se entiende -donde va a parar- mucho mejor que el inglés de cualquier manchego de Manchester. Bueno, pues aprendí que los ordenadores nos van a acompañar ya en casi todos los conciertos aunque no los veamos. En este caso, servían básicamente para añadir un violín que no tenían y para envolver de efectos barrocos la escena de, diríase, una Lisboa llena de niebla, recibiendo las naves cargadas de especias de las indias orientales.

No paro de oír alabanzas de los vecinos portugueses desde hace unos cuantos años. Me hace gracia oír lo que yo a veces pienso y entiendo un poco ridículo: "Qué majetes son los portugueses y qué bonito es su país. Extraña que no vayamos más. Todo el mundo allí habla español y nos quiere mucho. Son amables y muy educados. ¿Has estado en Sintra? No te lo puedes perder." Pues sí, Portugal mola. Está aquí al lado y es el país más parecido a España. Te intentan timar si pueden, hay suciedad, tienen arte y roña, les gusta comer, beber (menos que a nosotros olé) y se guardan las cositas para su familia. Hasta hace poco nos partíamos la cara como los hermanos que compiten constantemente para no ser iguales, para distinguirse, para conseguir los recursos disponibles en la zona. Hasta no hace mucho también, nos pegábamos de hostias, pero de las buenas por remotos lugares a donde los huevos lusos llegaban mejor incluso que los de los cabezones abuelos nuestros. Pienso que si a Carlos V no le hubieran patrocinado media Europa cobrando y no hubiera habido un superpapa corrupto tipo Zaplana del medievo con apellido Borgia, el tratado de Tordesillas no se hubiera firmado y a lo mejor estábamos nosotros pegados al mar Mediterráneo comiendo arroz todo el puñetero día.

La cosa es que ciertamente arrastran un algo llamado Saudade, esa tristeza creadora, la versión gitana del Portugués que yo observo en sus calles, en sus caras y que me mola mucho. Estoy convencido de que se trata de una mirada de la mujer del marinero que siempre mira al bravísimo océano, no mar, que envuelve sus casas. Saben que siempre hay algo más que no pueden alcanzar o que nunca volverá. Ese algo que yo también tengo porque yo también soy portugués. ¡No te joroba! Es el momento de decirlo. Somos primos hermanos.


Volviendo al concierto la música progresó primero suave dando para que cada uno se pusiera en situación lentamente y sin exigencias. Poco a poco se fueron animando con la ayuda de una electrónica muy bien llevada. Hay un componente del grupo que aparece en la foto de arriba en primer término, el cual animaba el cotarro considerablemente. Tocaba tres órganos y bailaba fenomenalmente. Bailaban él y la cantante graciosamente. Se marcó un par de versiones tremendas, un siempre genial "i will always love you" de The Cure y un revitalizado tema de New Order que me encantó. Fue un concierto genial.


Abajo tenéis una foto de mi primo Alvaro conmigo en una fiesta de disfraces en la que no tuve más remedio que vestirme con el traje de azafata de mi hermana. ¡Lo que hay que hacer por la familia!


miércoles, 23 de enero de 2008

Presión y Expresión



Jugando al baloncesto el pasado martes andaba con mi equipo bastante igualado contra el otro. Estábamos luchando dignamente por aguantar los contraataques de unos chavales más jóvenes. Los cabrones corrían de lo lindo de campo a campo. Nuestros kilos, sin embargo, eran un problema para ellos en la zona. Estábamos, en fin, en un buen fregado. Mientras jugábamos, observé que a mi equipo no sólo le unía las ganas de ganar el partido sino también y sobretodo en algunos jugadores una desaforada auto crítica en cada fallo bajo el aro. Con cada fallo de algunos jugadores escuché asombrado los gritos que pronunciaban cagándose en su puta madre, en lo malos que eran, en la puta madre de sus pases y otras maldiciones similares. Curiosamente, esos jugadores éramos los que fallábamos jugadas muy fáciles debajo del aro. Alguna presión externa a ese partido, por lo desaforada, invadía los ánimos de nuestros jugadores. Algunos de nosotros percibíamos que alguien quería de nosotros un juego ejemplar.

El otro día volví a ver la película El hombre que nunca estuvo allí (The man who wasn´t there) de Joel y Ethan Cohen. Me parece que estos hermanos saben hacer muy buen cine y que tienen un genuino sentido del humor. Pues bueno, mientras la veía observé al personaje que interpreta Bob Thorton, Ed, y me llamaba la atención lo poco que habla en toda la película. No expresa casi nada. En ese personaje también veía la presión externa que vigila muy de cerca lo que se puede o no se puede decir. Me llamó mucho la atención.

Traigo aquí, a este blog, estos comentarios porque creo que entre la gente que escribimos hay una alta población de individuos que sienten en su expresión oral alguna que otra cortapisa frecuente. Constantes juicios sumarios que miran hacia la raíz de lo que se habla. Esa vieja conocida amiga, la presión, es casi siempre propia, traída del pasado y conviene entenderla para no sentirse un chiwaka cualquiera.

La expresión escrita, la solitaria acción de sentarse frente a una hoja en blanco, viene impulsada por una necesidad creciente de compartir y de hacer partícipe a los demás de nuestra existencia. Entre otros lindos elementos, es ese déficit de conexión con el mundo compartido junto con la solitaria acción de la lectura y de su sed de conocimiento de los demás, de nosotros, lo que hace posible que aún hoy ese extraño y críptico acto llamado escritura perdure.